Gladys Molina
.1. ÉTICA Y MORAL EN LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
“Moral
es lo que nos permite
ser fieles a nosotros mismos”.
(Jeanne Moreau)
La ética, proveniente del griego ethikos que puede significar costumbre, hábito, carácter o disposición, es un requisito para la vida, por lo que debe entenderse como parte fundamental de nuestra realidad humana. La ética determina lo que es permitido, lo bueno y lo malo, y está relacionada con el estudio de la moral.
Es importante destacar que la ética se compone de principios morales,
normas y procedimientos para el análisis de hechos y teorías sobre el
significado y sentido de la vida. En lo concerniente, específicamente, a la
investigación; según Drane, citado por Opazo, 2011), la ética dirige su
acción a la generación de objetivos, políticas, leyes y estándares que deben
respetarse, debido a que en ella intervienen directamente seres humanos.
.
La moral nos orienta acerca de cuáles acciones son correctas e
incorrectas, por ser un conjunto de conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social, que funciona como
una guía para obrar.
La integración de la ética y la moral en los procesos de investigación educativa demanda un criterio
de reflexión sobre la necesidad de actuar sobre la base de los principios, puesto
que han surgido una serie de problemas
éticos específicos, dentro de los cuales se destacan: a) la búsqueda desordenada
de la competencia, con excelencia como meta a cualquier precio, b) la existencia de errores científicos generando
retractaciones y/o retiro artículos publicados, c) fraudes científicos, d) la adoración
de los investigadores por el impacto de sus publicaciones científicas
(impactolatría), y d) los conflictos de intereses en la práctica científica, en
específico a lo concerniente a conocimientos prohibidos y los conocimientos
como mercancías de valor (Muñoz, citado por Opazo, 2011).
2. ÉTICA Y DE
VALORES RELACIONADOS CON LA
INVESTIGACIÓN EDUCATIVA.
“La educación es un
acto de amor, por tanto,
un acto de valor”.
(Paulo Freire)
Como ya se ha venido
dilucidando, la ética –entre otras definiciones- puede interpretarse como el
estudio de los derechos y obligaciones de las personas; constituye, además, una necesidad apremiante en todos los ámbitos
de la sociedad y, por ende, dentro de la investigación educativa. Por su parte, los valores representan las
convicciones profundas de los seres humanos. Según Carrillo y Álvarez (1998),
los valores son conceptos, en otras palabras, elaboraciones mentales para
identificar y expresar cualidades propias de los seres; representan aquello por
lo cual el individuo está dispuesto a pagar un precio y sirven a los hombres
para rechazar o aceptar su conducta.
En la actualidad, son muchas las posiciones
sobre cuáles son los valores que están relacionados con la implementación de la
investigación educativa. En mi opinión, tomo la opinión de Smith (2001), citado por
Sañudo (2006), la responsabilidad de los investigadores educativos puede clasificarse en cuatro grupos: a)
responsabilidad hacia la ciencia (hacer
investigación que amplíe el conocimiento o profundice su entendimiento);
b) con la educación y a la sociedad
(determinar cómo los resultados son difundidos y usados); c) con los
estudiantes en formación (contribuir a la educación de los aprendices o asistentes en la investigación), y d) con los participantes en la
investigación.
Además, jamás debe ocultárseles a los participantes la naturaleza de la investigación o
hacerles participar sin que lo sepan, tampoco exponerlos a actos que podrían
perjudicarlos o disminuir su propia estimación ni invadirles su intimidad, y
mucho menos privarlos de los beneficios que les competan.
3. LA IDEOLOGÍA
Y LOS VALORES EN LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA.
La educación debe mostrar que
no hay conocimiento que no esté, en algún
grado, amenazado por el error y por
la ilusión.
La teoría de la información muestra que hay
un riesgo de error bajo el efecto de
perturbaciones
aleatorias o ruidos (noise),
en cualquier transmisión de información,
en cualquier comunicación de mensajes.
(Edgar Morín)
Una definición somera de ideología sería un conjunto de ideas relacionadas entre sí.
Todos sabemos que va mucho más allá, tomando en consideración lo planeado por la
sociología del conocimiento; esta se relaciona con el estudio científico de las
ideas las
ideas (basada, no en principios de fe y autoridad, sino en el conocimiento
proveniente de los sentidos humanos) y, en una versión más contemporánea, es un
sistema de creencias, valores y actitudes compartidos por los individuos en
grupos específicos de la sociedad, (Harré & Lamb, citados por López, C. (2000).
Por otra parte, los valores operan a escala individual,
institucional y de sociedades enteras y, según López, C. (2000), existe
una relación de mutua influencia entre los valores individuales y las
ideologías prevalecientes en una sociedad determinada. También asevera que la
ideología es el puente que une lo macro social con lo micro social (el
individuo); y además, incluye sistemas de valores personales, creencias y modos
de pensamiento que conducen a la explicación y al cambio del mundo en donde
vivimos.
Sigue
afirmando López, C. (2000) que los valores se transmiten, se mantienen y se
cambian por intermedio de las ideologías. La ideología, como falsa consciencia,
tiene su mejor expresión en tiempo de paz y crecimiento económico; mientras que
las diferencias ideológicas encuentran su mayor relevancia para el cambio, en
tiempos de presiones sociales y crisis políticas y económicas.
Morín, citado por Villarroya (2010), sostiene
que las ideologías son sistemas de ideas
de naturaleza doctrinaria, que se pretenden absolutas y tienen siempre un
componente mítico. Dos rasgos o tendencias las caracterizan de modo especial:
la racionalización (todo se explica según su lógica) y la idealización (todo lo
real es asimilado/apropiado por su idea). Mediante la racionalización, la
ideología integra por la fuerza lo real en la lógica del sistema y se cree que
lo posee; mediante la idealización, absorbe para sí la realidad a la que nombra, designa, describe o explica.
Sustentando el criterio en las aseveraciones
de los autores antes señalados, se puede aseverar que los valores y la
ideología sesgan la visión del investigador educativo, quien debe ser muy
crítico para evitar dicho sesgo y poder lograr una neutralidad ideológica a la
hora de su investigación, misión sumamente titánica, debido a que la ideología
determina su punto de vista.
Para cerrar este planteamiento
recurro al pensamiento de Morín (1999), la primera e ineludible tarea de la educación es
enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento. Se debe
enseñar a evitar la doble enajenación:
la de nuestra mente por sus ideas y la de las propias ideas por nuestra mente.
La búsqueda de la verdad exige reflexibilidad, crítica y corrección de errores.
El primer objetivo de la educación del futuro será dotar a los alumnos de la
capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del conocimiento y,
al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas, sin ser destruidos por
ellas. Reflexión que traslado a la investigación realizada por el profesional de
la educación.
4. ÉTICA, CONDICIÓN HUMANA, VALORES HUMANOS EN LA
INVESTIGACIÓN EDUCATIVA.
"La
obra humana más bella
es la de ser útil al prójimo."
Sófocles
Hablar de
condición humana determina que el ser humano es un complejo individuo cuya
conducta psicológica y personal se rige por los sentidos (el cuerpo), donde
estímulo es el placer; la imaginación, la felicidad y la conciencia. Este
concepto tiene una larga tradición filosófica, la cual expresa una manera de
estar en el mundo, viviendo y actuando en él.
Según
Arendt, H. (2009) “la condición humana no es lo mismo que
la naturaleza humana, y la suma total de actividades y capacidades que
corresponden a la condición humana no constituyen nada semejante a una
naturaleza”, sino que el ser humana está determinado por dos concepciones
claves, como lo son su condición y su acción.
Con
esta afirmación, Arendt determina que la esencia del ser humano nace a partir
de su vida activa, de su residir en la naturaleza, mediante la
construcción de su mundo y de su propia historia.
Por su parte, Riechmann (2001), resalta tres elementos
fundamentales de la condición humana, como lo son corporalidad, animalidad y
cultura. Primeramente, somos cuerpos dentro de la biosfera y no espíritus
accidentalmente ligados a un trozo de materia; en relación con la animalidad, somos
animales sociales (simios supersociales, si se quiere una nota de color); por
último, somos seres simbólicos, con una
fuerte tendencia a extraviarnos en los laberintos de la cultura.
Según
Morín (1999), la condición humana se fundamenta en cuatro ideas: a) contextualizar al ser humano dentro
y fuera del universo; b) el ser
humano es un complejo de relaciones
complementarias y antagónicas; c) reconocer la unidad y la diversidad de lo humano, y de) La imposibilidad de concebir la complejidad
humana por medio del pensamiento disyuntivo.
Morín, a través de estas cuatro condiciones
reflexiona sobre la situación del humano como el resultado del cosmos, pero al
mismo tiempo su extrañeza ante él. Las partículas de los organismos vivos se
formaron a partir de las fuerzas de desorganización y dispersión del universo,
es decir la diversidad molecular del cosmos se transformó en una auto-organización
viviente, el principio físico y biológico; todo ser vivo lleva el cosmos en sí.
En el mismo orden de ideas,
los valores se consideran cualidades que no tiene existencia tangible, sino
virtual; valen como sentimientos, se generan y alojan en conciencia (Urdaneta, 2009). En cuanto a los valores
humanos, se entiende por estos a los conceptos universales, controladores de acción que se encuentran
generalizados en las culturas y las sociedades donde existan seres humanos. Profundizando
en el tema, González (2001), afirma que
los valores humanos emanan del deseo de ser, de las posibilidades o potencialidades
más propias del ser humano, aquellas que lo realizan en su propia “humanidad”.
En cuanto a
lo concerniente a la ética, esta se relaciona directamente con los valores
humanos, en tanto que ha sido interpretada como la consideración que se tiene
acerca de la forma como afectan las decisiones de unas personas a otras; así
como también, como el estudio de los derechos y las obligaciones de las
personas, González (2001).
En el mismo orden de ideas, la ética se asume
como la fuerza que les permite a los hombres obrar en lo valioso y operar en el
marco de lo socialmente deseable, a través de acuerdos. En consecuencia, los
códigos éticos deben utilizarse para frenar las actitudes y conductas no aceptadas
por la sociedad, y en el caso que nos compete, en la investigación educativa.
Siguiendo
el planteamiento de Morín, la educación
basada en la ética y en la condición y los valores humanos, es capaz de promover un conocimiento para abordar los problemas globales y fundamentales para
alcanzar soluciones parciales y locales, de allí la imperiosa necesidad de incorporarlos
en los criterios que se deben manejar cuando se asume el rol de docente
investigador.
REFERENCIAS
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