Ethical implications of educational research: university context.
Lcdo.
José Ibáñez* Lcda. Gladys
Molina * Lcda.
Ana Morán *
RESUMEN
El
presente artículo tiene como propósito analizar las implicaciones éticas de la investigación
educativa en el contexto universitario, como muestra de la necesidad de toma de
conciencia a este nivel y de su compromiso con la educación en valores, dentro
de una institución generadora de saberes, fruto del proceso de investigación.
Es importante, entender como la universidad prepara a los futuros profesionales
en la adquisición de valores que conlleven al logro de una conciencia ética,
que garantice su incorporación social como ciudadanos responsables y
comprometido con los intereses comunes. En función de esto, se procedió a
realizar una revisión de tipo documental para analizar los planteamientos y
enfoques con base en diversos autores relacionando la ética, valores y la
investigación en la educación universitaria. Por ello, la investigación
educativa debe ser apartada de los problemas éticos que constituyen un rechazo
a la objetividad y el deseo real de dar respuestas a problemas presentes en el
campo educativo. Los resultados obtenidos permiten afirmar que en la investigación
educativa en las universidades, aun se hace necesario el fortalecimiento del
proceso mismo, que impida las faltas éticas planteadas, como el plagio, el
individualismo, los intereses particulares de reconocimiento, además del
falseamiento de datos.
Palabras clave:
Ética, investigación educativa, universidad.
*Profesor titular de la Universidad Dr.
José Gregorio Hernández. Facultad de Humanidades, Arte y Educación. josealbertoibanez@gmail.com . Urb. Sucre, calle 63, No 26 – 46.
Teléfono de habitación: 0261-7590451; 0416-4678000. Trabajo: 0261-4113300.
*Profesor
titular de la Universidad Dr. José Gregorio Hernández. Facultad de Humanidades,
Arte y Educación. alumor1952@gmail.com . Urb. San Luis. Teléfono de
habitación: 0261-7542652; 0412-1212212. Trabajo: 0261-4113300.
*Profesor
titular de la Universidad Dr. José Gregorio Hernández. Facultad de Humanidades,
Arte y Educación. molinagz@hotmail.com . La Pomona. Teléfono de habitación:
0261-7379756; 0416-2628764. Trabajo: 0261-4113300.
This article aims to analyze the ethical implications
of educational research in the university context, as evidence of the need for
awareness at this level and their commitment to values education within a
knowledge generating institution, fruit the research process. It is important
to understand how the university prepares future professionals in the
acquisition of values that lead to the achievement of an ethical conscience,
to ensure their social inclusion as responsible and committed to the common
interest. Based on this, we proceeded to conduct a review of documentary to
discuss the approaches and approaches based on different authors relating to
ethics, values and research in higher education. Thus, educational research
should be away from the ethical issues constitute a rejection of objectivity
and real desire to provide answers to problems in the field of education. The
results confirm that in educational research in universities, although it is
necessary to strengthen the process itself, which prevents raised ethical
lapses, such as plagiarism, individualism, individual interests of recognition,
in addition to the data distortion.
Keywords: Ethics, educational research, university.
INTRODUCCIÓN
Desde el
comienzo de la humanidad el hombre ha sentido la necesidad de agruparse en
sociedades, por tal razón tuvo que conformar un conjunto de pautas que le
permitieran regular su conducta frente a los demás miembros de la comunidad.
Esta situación es clara manifestación de la inclinación del ser humano por
darle valor a las cosas de acuerdo con sus particularidades, inclinaciones y
pensamientos.
De manera
que los seres humanos no pueden vivir sin normas ni valores. El uso del término
valor, se generalizó para indicar cualquier objeto de preferencia o de
selección y en el lenguaje filosófico se refiere a las cualidades o propiedades
ansiadas de las personas o las cosas. De igual forma, al hacer mención a los
valores obligatoriamente se incursiona en el campo axiológico, que se
constituye en la rama de la filosofía encargada del estudio de los valores, la
teoría de los valores y de los juicios de valor. Es innegable, que el juicio de
valor es una acción inherente al hombre teniendo basamento en esas cualidades
estimables de las personas o cosas. Por lo antes expuesto, los valores se
constituyen en un motor que impulsa la acción humana a todo nivel.
De tal
forma, los valores éticos son aquellas formas de ser o de comportarse, que por
conformar lo que el hombre aspira para su propia planificación o la del género
humano, se convierten en objetos de su deseo más irrenunciable; a los que busca
en toda situación. Por otra parte, el esfuerzo de muchos pensadores por mostrar
la necesidad del fomento de una educación de valores que acerque a cada
individuo desde las más tiernas edades al aprecio por el bien personal y común
bajo principios éticos, por lo que compromete grandemente al sistema educativo
en todos los subsistemas y niveles con esta tarea.
En los últimos años, el
problema de la ética y valores en la
investigación en el contexto universitario ha adquirido una importante
relevancia, debido a que existe un marcado deterioro en los principios de la
conducta del docente investigador, y otros actores en el proceso de investigación. Esto, sin lugar a dudas, origina dilemas
éticos, los cuales conducen a la exigencia de que la práctica investigativa sea
orientada dentro la más estricta honradez y fidelidad.
Debido a que la ética y los
valores se han convertido en factores dominantes en las investigaciones
educativas, este problema ético debe tratarse de manera pormenorizada. Tras la
preocupación existente relacionada con la falta de legitimidad de las dichas
investigaciones, este artículo tiene como propósito reflexionar sobre los principios éticos del educador, los problemas éticos en
el desarrollo del trabajo y del propio investigador.
En relación con la reflexión que se hará, es
pertinente señalar el aporte de Guédez (2004), para quien la ética procede de
las convicciones y de las decisiones ante los dilemas asociados a lo no
previsto, es decir, a todo lo que no viene desde afuera, sino desde dentro de
la conciencia humana. Es el código de principios morales.
Ante la necesidad de mejorar la
calidad y equidad de la investigación, se formulan las siguientes
interrogantes: ¿Cuál es el papel de la
educación en valores en el ámbito universitario y su relación con la ética en
la investigación educativa?, ¿Cuáles son los problemas éticos presentes en la
realización de la investigación educativa?, ¿Cómo incide la aplicación del código ético en la investigación
educativa universitaria?, ¿Desde qué punto de vista beneficia la aplicación de
los criterios éticos a la veracidad de las investigaciones en el ámbito
universitario?
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
La
ética y valores desde la perspectiva filosófica.
En el diccionario de la Real
Academia Española (2012:683), se señala que lo ético se entiende como el “conjunto
de normas morales que rigen la conducta humana”, por otro lado el término ética
se define como “la parte de la Filosofía
que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”, si se atendiese solo a
esta definición, la Ética sería considerada como sinónimo de Filosofía moral, y
por lo tanto una parte de la Filosofía encargada del estudio de conductas
morales. En relación a esto, Odreman
(2006:26) indica que la ética se constituye en “la doctrina que estudia la vida
moral de un modo normativo, recopilando afirmaciones y proponiendo fundamentos
para juicios que entienden a orientar las acciones humanas”.
En concordancia con lo
expresado anteriormente, la ética estudia los fundamentos de la moralidad de
actos humanos, es decir aquellos en virtud de lo cual pueden ser considerados
buenos o malos, como se infiere de Cardozo (2007:210), por tanto, “toda acción
humana puede ser estudiada por la ética como por ejemplo el proceso de
investigación”. De igual forma, las definiciones de Ética están relacionadas
con el conocimiento científico de la moral de los hombres; ambos términos,
etimológicamente son sinónimos (éthos y mores significan "costumbres"
en sus lenguas de origen: el griego y el latín respectivamente). Las costumbres
se convierten en normas de convivencia social, que rigen el comportamiento moral
de las personas.
La moral, refleja y
determina las cualidades y relaciones de los hombres de una comunidad o
población, sus posibles estratos, su ideología, su justicia y creencias. Para Galvez
(2007:17), la comprensión de “la moral es posible al tener en cuenta sus objetos
constitutivos”. Ellos son, los caracteres psicológicos y prácticos. De tal
forma, la moral puede ser vista como la ciencia de las leyes ideales y de la
actividad libre del hombre, cuyo fundamento es la razón. Tal apreciación hace
indudable que los sistemas morales pueden tener distintos principios como
fundamento, pero encontrando en el fondo de ellos a la razón para configurarlos
y legitimarlos.
Por otra parte, la ética
constituye una rama de la filosofía, centrada en el estudio y la producción de
análisis y proposiciones sobre la naturaleza, la función y el valor de los
juicios morales, de acuerdo con
Blackburn (2006:17). Esos juicios sirven para evaluar el comportamiento
ajeno y la organización de la sociedad, así como de guía para las acciones
humanas. Desde su aplicabilidad, la ética estudia los problemas morales a los
que se enfrentan a diario los seres humanos, ya sea individual o socialmente,
intentando resolverlos o analizarlos, como en el caso de las investigaciones.
De este modo y a través de
una indagación sobre la percepción cultural occidental en referencia a la ética,
se establece que esta surgió del pensamiento filosófico-metafísico clásico
griego que se instituyó en el fundamento de las escuelas helenísticas,
especialmente entre los estoicos, cínicos, hedonistas y eclécticos, quienes se
planteaban la búsqueda de la felicidad pero con diversidad de medios éticos que
partían desde la resistencia al dolor, la ironía y el placer hasta la fusión de
elementos contradictorios.
Derivado de lo antes
expuesto, la moral hace referencia a como las personas ponen en práctica sus
criterios éticos. La moral existe antes que los individuos la conozcan. Estas
normas y reglas son aprendidas de distintas fuentes como la familia, la
nacionalidad, la religión, la organización social, la escuela, entre otras. Las
mismas son transmitidas de generación en generación, frecuentemente de manera
implícita, con el resto de las normas sociales. Así la Ética se hace palpable
en comportamientos que desde el punto de vista social y pueden ser considerados
moralmente aceptables o no.
De manera reflexiva, ante
los planteamientos expresados, aunque pareciera que la Ética tiene como objeto
de análisis aspectos subjetivos, como si un comportamiento es ético o no para
una determinada persona o sociedad, no es así. Lo que trata de hacer la ética
es evaluar la objetividad de las acciones de las personas, los criterios
universales que pueden ser considerados como bueno para cualquier ser humano.
Desde la
misma perspectiva, ante la diversidad de los valores éticos que no todos
conciben bajo el mismo nivel jerárquico a menudo se presentan o entran en
conflicto, de ahí que se deben buscar formas eficaces de resolver esos dilemas.
Para poder resolver ese conflicto es imprescindible saber cuál es la percepción
que presentan las personas, así como la jerarquización que poseen de los
valores, y cuales se consideran innegociables. En el caso particular del
investigador, sus deseos o intereses particulares pueden generar conflictos
ante los resultados de su investigación.
Sustentado
en lo anteriormente dicho, la ética como disciplina filosófica se vuelca sobre
el ser humano en tanto se relaciona con sus pares y con el mundo que le rodea.
Por esto, se ha caracterizado al hombre como un "animal ético". Sólo
el hombre puede dirigirse hacia el futuro. Sólo él puede formarse una idea de
un estado de cosas más deseable y poner luego los medios necesarios para
llevarlo a la realidad. Si se prescinde de este aspecto de la experiencia
humana que es lo moral, se tendrá una imagen que es bastante incompleta o
fragmentaria del hombre y su cultura.
Así mismo, en el transcurso
de interacción del hombre con su contexto se destaca su capacidad
interpretativa hacia todo lo que obtiene significación y, por tanto, valor para
sí. Mediante este proceso el hombre actúa como sujeto y su contexto como objeto
de asimilación; en ocasiones, de comprobación y finalmente de evaluación lo que
forma una constante dialéctica para su socialización. Las percepciones de la
realidad experimentadas por el individuo son asumidas como signos que guían la
conducta del mismo. En este sentido, las condiciones existentes en la sociedad
constituyen patrones referenciales para la persona. Sin embargo, estos patrones
se convierten en objeto constante de crítica por parte del sujeto.
Sumado a esto, Hildebrand
(2006:43) expresó que:
Frecuentemente se encuentran
hombres que están completamente carentes de comprensión y ciegos para ciertos
valores, siendo solo las argumentaciones
la vía para mostrarles puntos de vista que confieran a esos valores una
importancia indirecta; puesto que en algunos casos toda referencia al valor
mismo se revela incapaz de abrirles una comprensión de su importancia.
De igual forma, es preciso
señalar que los valores principales son los éticos, los que deben encontrarse
más arriba en la escala de valores, por lo que se consideran que deberían vivir
en todas las personas.
Los valores son el fundamento del orden y del equilibrio
personal y social. Esta afirmación tiene su justificación en el concepto de
valor conceptualizado desde la perspectiva filosófica. Desde el punto de vista
etimológico, el término valor proviene del latín valor, que deriva del vocablo valere, cuyo significado es ser fuerte, ser potente. Entonces el
valor: es toda perfección real o
posible que procede de la naturaleza y que se apoya tanto en el ser como en la
razón de ser de lo que es real.
Desde otro punto de vista, Guédez
(2004) expresa que los valores conforman la conglomeración de creencias y
conductas motivadoras y orientadoras, entre el creer y el actuar; las cuales median
los procesos de pensar, sentir, percibir y expresan la integridad de las
personas y organizaciones. Ellos sirven de impulsos de actuación y determinan
gran parte de la conducta. Además, los valores constituyen las cualidades de
ser apreciables los objetos y acciones, enfrentándose a la discusión axiológica
objetivista o subjetivista, es decir el valor esta en el objeto o en el sujeto
que se lo atribuye.
Por otro lado, Carrillo y
Álvarez (1998), citados por Urdaneta y otros (2009), indican que los valores
constituyen conceptos, es decir, elaboraciones mentales para identificar y
expresar cualidades propias de los seres; representan aquello por lo cual el
individuo está dispuesto a pagar un precio y sirven a los hombres para rechazar
o aceptar su conducta. Los valores son inamovibles, universales y articulados
en los individuos, no en las sociedades porque estos se desprenden de las
relaciones establecidas entre las personas y con las cosas.
Sumado a lo anterior, se
consideran valores originarios aquellos de sirven de apoyo de todos los demás, entre los cuales se
encuentran la unidad, la verdad, el bien y la belleza. Los valores en el ser
humano son corporales y espirituales. Entre los primeros están los biológicos;
los espirituales son intelectuales, morales, estéticos, sociales, religiosos y
útiles. Los valores afectivos participan de la corporeidad y de la
espiritualidad.
Esta diversidad de valores
se asume en los valores de la intimidad, libertad y comunicabilidad. Los
valores en las sociedades se apoyan en la razón de ser de cada institución y
son los de solidaridad, subsidiariedad, respeto y lealtad. A estos valores se
les puede denominar valores relacionales. Todos los valores comportan un
deber ser, pero los valores éticos, además de este principio implican un deber
hacer, ya que son una prescripción o norma que tenemos que acatar y cumplir. En
el caso particular de la investigación educativa son los valores éticos
presentes en los investigadores los que deben guiar el proceso de investigación
para dar respuestas a los problemas en el ámbito de la educación.
La educación en valores desde la escuela hasta la universidad.
La educación en valores de acuerdo con Rollano
(2004:2) es el proceso que ayuda a las personas (en este caso a los
estudiantes) a construir racional y autónomamente sus valores. Es decir
facultar al ser humano a alcanzar aquellos mecanismos cognitivos y afectivos
que, en completa armonía, faciliten la convivencia en el equilibrio y la
agudeza necesaria para la integración de los individuos a una sociedad como
seres únicos en el mundo.
De igual forma, la educación
en valores busca trabajar las dimensiones morales de las personas, a fin de dar
paso a la autonomía, racionalidad y uso del diálogo en el proceso de
comunicación. También, se presenta como instrumento que habilita la cimentación
de principios o normas, tanto en el
aspecto interior, como en los hábitos de conducta.
En otro sentido, la
evolución tecnológica ha supuesto un avance para el hombre en la mejora de la
calidad de vida de muchas personas, pero a pesar del aparente triunfo de la
tecnología, el ser humano ha retrocedido en lo que se refiere a la dimensión
humana, de acuerdo con lo expuesto por Rollano (2004:3). Ante esta situación,
la educación en valores pretende adaptar las necesidades de la crisis humana y
reorganizarlas en función de las expectativas educativas que de ella emanan.
De igual forma, de acuerdo
con Ortega y Minguez (2001), en el contexto educativo, los valores forman parte
de una sociedad que reclama una sociedad distinta, y que tiene como horizonte
la formación de la persona en la totalidad de sus dimensiones. De esta forma,
se nota como la demanda social ha precedido a las iniciativas de la
administración educativa. La educación a través de sus distintas instituciones
exige de esta manera la transformación del ser humano en uno ético con valores
que lo formen como el ciudadano necesario para el Estado.
De esta manera, la educación
en valores debe iniciarse en la infancia, pero sin dejar de lado los aspectos
psicológicos, sociológicos y afectivos,
además los referentes a la metodología y su didáctica. No se debe dejar
de reflexionar en los valores que se quieren transmitir. Se debe permitir que
los niños hablen entre ellos para el planteamiento y resolución
de los problemas. Los valores en la educación deben ser entendidos desde
la transversalidad, es decir aprovechar los valores transmitidos en el
aula para integrarlos en un marco
global.
Entre las razones para
desarrollar una Pedagogía de la Educación en Valores de acuerdo con Arana y Batista
(2012) están:
Intencionar: se busca encaminar el proceso
docente-educativo hacia el modelo ideal de formación, que permita desarrollar
el vínculo con la realidad a través de lo socialmente significativo de ésta en
el proceso docente-educativo, dando sentido a la formación sociohumanista.
Explicitar: con
esto se busca eliminar el currículo oculto, precisando la cualidad orientadora
del proceso docente-educativo. Aquí se busca la connotación social de la
realidad hacia el redimensionamiento humano en cada uno de los componentes del
proceso, identificando el modelo educativo a alcanzar con la eficacia del
proceso.
Particularizar: Integrar
las particularidades de la formación y el desarrollo de los valores a la
didáctica del proceso de formación (conocer las particularidades del sujeto y
sus relaciones, y evaluar las condiciones para llevar a cabo el proceso).
Desde otro punto de vista, el
profesor reflexiona en referencia al valor educativo de sus acciones en el
proceso educativo, de sus intenciones, de lo valorativo en los contenidos, del
valor del método, entre otros, por medio del establecimiento de preferencias,
como podría ser también el caso de los investigadores. Esto provee la
justificación de los contenidos que sirven de base, los criterios
disciplinares, los contenidos así como las metas educativas establecidas.
(Pozo,1998: 46).
De
igual forma, existen tres las condiciones para la educación en valores según lo
expuesto por Arana y Batista (2012) son:
Primera: conocer
al estudiante en cuanto a: determinantes internas de la personalidad
(intereses, valores, concepción del mundo, motivación, etc.); actitudes y
proyecto de vida (lo que piensa, lo que desea, lo que dice y lo que hace).
Segunda: conocer
el medio ambiente para la determinación del contexto de actuación
(posibilidades de hacer).
Tercera: concretar
un modelo ideal de educación.
Entre
las incidencias percibidas de la educación en valores están:
- Desarrolla
la capacidad de valorar en el individuo y refleja de forma adecuada el
sistema objetivo.
- Permite
el desarrollo de la capacidad transformadora y participativa con significación
positiva hacia la sociedad.
- Desarrolla
la espiritualidad y la personalidad hacia la integralidad y el
perfeccionamiento humano.
·
Transforma lo oficialmente establecido a
través de las normas morales, los sistemas educativos, el derecho, la política
y la ideología.
Por
otra parte, la educación en valores a nivel universitario está direccionada al
desarrollo de la cultura profesional. Los nuevos fenómenos y asuntos que la
sociedad contemporánea genera, las preguntas, intereses e incertidumbres respecto
al futuro de la humanidad, hacen del análisis y la reflexión una avasalladora manera
para alcanzar desde una perspectiva estratégica y coyuntural el desarrollo
social. Ello requiere una cultura integral en la formación profesional de las
futuras generaciones. De tal forma, se hace prioritario el análisis del vínculo universidad-sociedad-desarrollo.
Por
ello, la causa de que origina esta discusión, y la exploración del
perfeccionamiento de las Universidades, se encuentra en la apremiante relación
que existe entre el nuevo patrón tecnológico, guía del
desarrollo, y la educación, cuyo propósito es la formación, la recalificación o la capacitación de los recursos
humanos que requiere la totalidad del sistema de desarrollo científico-tecnológico
para su funcionamiento, según lo expuesto por Arana y
Batista (2012). Esto lleva a consideración, la importancia del investigador o
la investigación dentro del marco universitario.
De tal manera, la
búsqueda de valores en los profesionales se constituye en objetivo en la nueva
visión de las universidades y no solo la adquisición de destrezas técnicas. Los valores profesionales son entendidos como aquellas cualidades de la
personalidad profesional que expresan significaciones sociales de redimensionamiento
humano y que se muestran relacionadas al quehacer profesional y modos de
actuación. En relación a la formación profesional, Martínez (2011:204) expresa
que “la calidad de esta formación será la responsable, ante la sociedad y la
historia, del nivel humano y cívico y de la calidad de las actitudes y valores
de las generaciones futuras”.
Es por ello que, los valores profesionales no son más
que los valores humanos contextualizados y dirigidos hacia la profesión. Sus
significados se relacionan con las exigencias universales y particulares a la
profesión. Los valores profesionales constituyen a su vez rasgos de la
personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción y sentido
integral de la profesión.
La personalidad profesional se manifiesta a través del
conjunto de rasgos presentes en el individuo, en la actividad profesional, en
los marcos de determinada comunidad y contexto, ejemplos de ello:
·
Amor a la actividad profesional.
·
Sentido de respeto socioprofesional.
·
Estilo de búsqueda profesional
creativo-innovador.
La formación y el desarrollo de valores
profesionales deben partir del modelo del profesional, de la cultura
profesional. El modelo de la formación del profesional debe ser sistémico y
pluridimensional, conteniendo en sí el sistema de valores de la profesión. Las
comunidades educativas, como es el caso de las universidades, deben implicarse
en las actuaciones que fortalezcan la propia autoestima, a fin de que los
individuos hagan conscientes sus limitaciones, tomen decisiones autónomas y
acertadas impulsadas con optimismo la superación de sus posibilidades, como lo
establece Barrios y otros (2004).
En lo que se refiere a las universidades, es importante
recalcar su papel en la formación ética de cada uno de los actores, así como en
el cumplimiento de todas sus funciones; es decir docencia, investigación y
extensión. En el ámbito de la docencia una educación en valores, que refuerce el
sentido ético en rescate de los valores universales y deseables en todo
ciudadano responsable de una sociedad que lo reclame. En el ámbito de la
investigación, el compromiso de todos en la obtención de conocimientos teniendo
como punto de partida a un investigador honesto, sujeto a principios que
garanticen resultados libres de todo sesgo por el interés personal o
institucional.
De igual forma, en el ámbito de la extensión la
universidad y sus actores logran cumplir
con su responsabilidad social, atendiendo el entorno social y sirviendo de
transmisor de saberes y utilidad a las comunidades próximas. Además se debe
crear un proyecto educativo a nivel universitario debe comprenderse como parte
del diseño curricular y de los objetivos estratégicos de la Universidad.
Lo antes planteado, debe
percibirse como un sistema que integre los siguientes componentes: la misión de
la Universidad, el objetivo estratégico de formación profesional, el modelo de
formación de valores del profesional, los modelos de formación profesional, el
diseño curricular de las disciplinas y asignaturas, los proyectos educativos de
los años, grupos e individuales de los estudiantes y la investigación.
Problemas éticos en la investigación
Indudablemente que en este mundo cada vez más congestionado, ávido
de conocimientos, y en el cual las producciones intelectuales se
encuentran fácilmente al alcance de
todos, como consecuencia del desarrollo de las tecnologías de la información y
comunicación (TIC), la ética se constituye en una necesidad en la investigación
educativa.
El adelanto de los conocimientos a través de la investigación
constituye una de las principales funciones de la educación, por tal motivo las
instituciones educativas deben promoverla e impulsarla, sobre la base de los
principios éticos. A este respecto, Gómez-Heras (2002:8), parafraseado por
Sañudo (2006), afirma que el investigador-en cuanto agente moral- asume la
cognición racional, decisión libre, autonomía normativa y autodeterminación de
su trabajo, en otras palabras, construye un mundo moral responsable conociendo,
deliberando, eligiendo y decidiendo en la práctica el curso de las acciones de
indagación.
En ese sentido, el investigador debe tener presente los principios
morales, fundamentados en estos tres componentes: los valores éticos, los
principios éticos y las normas éticas. Dentro de lo cual, los primeros son
vistos como cualidad humana aceptada y apreciada como algo “objetivo”, que debe
ser respetado; los segundos, manera de ser y actuar conforme a las exigencias
de ciertos valores y, finalmente; los
terceros, los cuales están considerados dentro de un juicio práctico acerca del comportamiento
necesario o conveniente para asegurar el respeto de determinados principios.
La investigación se
convierte en una herramienta de gran estima en la medida en que la producción
del conocimiento educativo se constituya en un compromiso entre los
investigadores y los actores del hecho educativo; simbiosis que debe basarse en
un código deontológico o ético. Este –al ser asimilado- precisa la credibilidad
en el ejercicio profesional y, por ende,
en la investigación. El código
ético regula los principios que deben regir toda investigación, regulación que
determina el respeto a las personas y la búsqueda del bien y la justicia.
Definitivamente, la investigación en el ámbito educativo
constituye un elemento de primordial importancia, por lo que debe convertirse
en el gran espacio generador de conocimientos, sin límites para promover un
nuevo pensamiento educativo conductor del aprendizaje permanente. El
investigador debe estar consciente de la gran responsabilidad ética que su
práctica conlleva, al abordar los problemas que va a indagar.
Tomando como premisas las ideas de Olivé (2003:8), se puede
aseverar que los investigadores tienen el deber de conceptualizar la realidad
sobre la cual desean intervenir para modificarla y mejorarla. Deben tomar
decisiones y promover la realización de ciertos estados de cosas en función de
sus representaciones, intereses, valoraciones, deseos y preferencias. También
deben ser capaces de hacer seguimientos
a sus acciones, corregir sus decisiones y sus cursos de acción a través de la
investigación.
Como ejercicio enriquecedor, responsable y creador, la
investigación educativa debe estar signada por un investigador ético y moral,
por lo tanto, lo ético debe determinarla. No obstante, según Buendía y Berrocal
(2001:2) el ejercicio investigativo presenta problemas éticos dentro de los cual pueden destacarse
cuatro fundamentales: a) ocultar a los participantes la naturaleza de la
investigación o hacerles participar sin que lo sepan, b) exponer a los
participantes a actos que podrían perjudicarles o disminuir su propia
estimación, c) invadir la intimidad de los participantes y d) privar a los participantes de los
beneficios.
Siguiendo lo
esbozado por Buendía y Berrocal
(2001:10), el problema ético más conocido y el que más juicios ha levantado por
el perjuicio que les ocasiona a los otros investigadores es el plagio; considerado
como el uso del trabajo, las ideas o las palabras de otras personas como si
fueran propias. Se considera una prevaricación gravísima contra la honestidad
académica, un robo intelectual en el que se utiliza la destreza intelectual de
otra persona.
Se conocen tres tipos de plagio: copiar literalmente un trabajo de
investigación de otros colegas presentarlo como propio, utilizar trozos de textos o citas de otros
autores sin citarlo, y usar la propiedad intelectual de un autor, sin su
permiso expreso.; los cuales atentan gravemente contra la ética de la
investigación.
Estas tres situaciones, han sido frecuentemente denunciadas y
atentan gravemente contra la ética de la investigación. Hoy, con la posibilidad
de acceder tan fácilmente a la información, el plagio podría parecer que se
acrecienta pero justamente esta mayor accesibilidad a las investigaciones
permite un mayor control, junto con el desprestigio social que lleva aparejadas
este tipo de conducta.
Es importante destacar que el plagio puede generar serios
problemas tanto de carácter legal como de demérito académico, debido a que el
investigador plagiado puede entablar una demanda por la comisión de este
delito. En aras de evitar esta situación, para Opazo (2011:8) es de vital
importancia que los investigadores educativos estén familiarizados con las
normas éticas existentes y con las mejores prácticas disponibles, contando con
ejemplos precisos en los diversos
contextos de la investigación.
En el mismo orden de ideas, (Hopkins, 2007), citado por Opazo (2011:8) enfatiza que la importancia de
contar con conocimientos prácticos de los códigos de conducta investigativa,
debe estar íntimamente asociada a la disposición personal del investigador de
llevarlos en práctica, conscientes de la utilidad de aplicarlos para
desarrollar prácticas éticas en diversos contextos de trabajo.
Por ser la investigación un proceso reflexivo de búsqueda de
conocimientos o soluciones a problemas que enfrenta el ser humano, debe realizarse bajo un proceso de
observación que se aleje de los intereses particulares de quien investiga, para reflejar una realidad que permita
describir la situación problemática investigada, establecer sus causas o
proporcionar la solución.
La investigación educativa
universitaria
La
investigación educativa se define como la explicación sistemática y racional de
los problemas de la realidad educativa, a través de la búsqueda de nuevos conocimientos, del análisis de las funciones, de los métodos y procesos educativos, contribuyendo en
primer lugar a mejorar la práctica cotidiana de los docentes.
En el desarrollo histórico de la
investigación educativa se suelen precisar tres periodos, desde el siglo XIX
hasta el siglo XX y la actualidad: un primer periodo, se sitúa en la segunda
mitad del siglo XIX, vinculado con la investigación psicológica y coincidiendo
con el desarrollo de las ciencias naturales y sus repercusiones en otras áreas
del conocimiento humano, tras los planteamientos de Augusto Comte, “la investigación en Educación para el
momento estaba estrechamente vinculada con la Psicología, de allí que la
investigación educativa se iniciaría con el nombre de pedagogía experimental”. Sandín
(2003: 14).
En el
nacimiento y desarrollo de este primer periodo confluyeron diversos factores,
al igual que ocurre en muchas otras disciplinas debido a las diferencias entre
escuelas y países, podrían señalarse nombres como Joseph Rice en Estados
Unidos, la influencia de Wundt con su primer laboratorio de Psicología
Experimental en Europa, los trabajos de Claparede (Psicología
del Niño y Pedagogía Experimental).
En resumen, el nacimiento de la Pedagogía como ciencia y
el desarrollo del método experimental
constituyen el escenario posible para el nacimiento de la Pedagogía
experimental que destaca como punto
resaltante que la investigación educativa se desarrolló desde una perspectiva
netamente cuantitativa, predominando las estadísticas, las pruebas, las
medidas, así como el desarrollo y
evaluación del currículo. Sandín (2003:15).
Tras los inicios de la Pedagogía experimental, se identifica un segundo periodo, que se
caracteriza como de expansión (1920-1945),
en él se destacan personajes como Raymond Buyse, Decroly y de Claparede en Suiza. Para Buyse, los trabajos experimentales debían centrarse
en tres elementos fundamentales: a) el método de los tests, b) la didáctica experimental y c) la psicopedagogía de las materias
escolares. Durante los años treinta cabe
destacar la obra de Fisher, En Gran Bretaña se crea el Instituto de Educación
de la Universidad de Londres y se consolidan revistas como “Educational
Research”. En Francia, la pedagogía experimental, pese a los avances de Binet y
Simon, está ausente durante algún tiempo. En España al finalizar la Guerra
Civil se reanuda la investigación educativa.
Un tercer período, señala Sandín (2003:17)
conocido como “época norteamericana”, se situaría desde finales de la década
del cincuenta hasta los ochenta aproximadamente, cabría destacar la obra de
Mialaret, La nueva Pedagogía científica, publicada en 1954, su gran
preocupación fue que la investigación pedagógica experimental, no fuera
deshumanizadora y abordara los datos en el propio contexto educativo. Al
principio de los sesenta, el predominio de los Estados Unidos significó un
clima intelectual de creación, y la tradición norteamericana empezó a
imponerse, sintetizados luego en
publicaciones periódicas editadas por la
AERA (American Educational Research Association), Bartolomé (1984: 387-389).
En
este tercer período, cabe destacar el uso intenso de la evaluación que significó el desarrollo de la mayor parte de los modelos
clásicos. A partir de los años ochenta
se inicia otro periodo que continúa hasta nuestros días. De Landsheere citado
por Sandín (2003: 18) señala una serie de características de la investigación
educativa que pueden tener vigencia en la actualidad:
a.
Marcadas
diferencias entre países en cuanto a su nivel o grado de desarrollo, aunque
estas diferencias se van reduciendo paulatinamente.
b.
Ampliación
de cuestiones abordadas por la investigación educativa.
c.
Alta
calidad de los investigadores, tanto en el plano teórico como en sus métodos y
técnicas, lo que repercute en la práctica educativa.
d.
Un
estatus científico de la investigación en educación, que alcanza un nivel
de calidad comparable al de otras
disciplinas.
e.
Reconocimiento
de que ningún paradigma de investigación puede contestar adecuadamente todos
los interrogantes planteados en el ámbito educativo.
La
investigación educativa sigue desarrollándose a través de distintas
perspectivas, tanto cuantitativas como cualitativamente. La aparición de nuevos
programas informáticos y otros desarrollos tecnológicos, así como el uso
extendido de las herramientas de la información, básicamente a través de la
Red, reclama a los investigadores una búsqueda constante y actualizada.
La investigación educativa en
Venezuela, explica Blanco (2006: 52) es de corta data, puesto que la primera carrera universitaria en Educación
se inaugura en 1953, en la Central, y los primeros postgrados en este campo
datan de los años setenta; anterior a esta fecha, los profesionales del área
debían viajar al exterior para hacer sus estudios de cuarto nivel,
principalmente a Estados Unidos, Inglaterra y Francia. En la actualidad, casi todas las principales
universidades del país administran la carrera de Educación en sus diversas
menciones y especialidades, en pregrado y postgrado. Sumado a esto, la mayoría realiza asiduamente congresos o
jornadas de investigación, dentro de las cuales se destacan por ejemplo los
Seminarios Nacionales de Investigación Educativa de Universidad Pedagógica
Experimental Libertador en sus diversas sedes.
A
partir de los años setenta, la investigación educativa se ha venido
consolidando, y ya para las décadas de los ochenta y noventa el número de investigaciones en el área de
investigación logró un crecimiento cuantitativo notable, si se consideran los
trabajos presentados en los eventos organizados por la AsoVac y las distintas
universidades nacionales como un indicador confiable.
Por otro lado, y según la
investigación presentada por Blanco
(2006: 53) en el campo de la investigación educativa en Venezuela existe una
tendencia hacia el estudio de la educación como proceso general que abarca la
formación del hombre, concebida como desarrollo del intelecto, circunscrito al
sistema educativo formal y hacia el estudio de los métodos didácticos con el
fin de desarrollar con efectividad el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
El tema de la investigación en las
universidades es de suma importancia, en
Venezuela, la Ley de Universidades (1970) establece que entre las funciones
esenciales que deben cumplirse en estas instituciones, se encuentra la
investigación. En otras palabras, la vida profesional de los docentes universitarios se enmarca dentro de tres
aspectos esenciales, los cuales se encuentran previstos dentro de esta ley,
estos son: Docencia, Investigación y Extensión, condición esta que limita, de
manera lógica, a que el profesor disponga solo parte de su tiempo para la
investigación.
Investigar
en educación como en cualquier otra disciplina, es necesario para generar
cambios, para revisar el conocimiento
educativo constituido por la evidencia, la experimentación, la intuición y con
ello obtener un nuevo conocimiento que permita una mejor educación, señala Imbernón (2007: 7). En el campo educativo,
como en el resto de las ciencias, la investigación se ha constituido en una
actividad precisa y elemental.
La
educación y la enseñanza, como prácticas sociales imprescindibles para el progreso
de la humanidad, requieren, por un lado, un proceso de investigación constante
y por otro lado, que el conocimiento
generado sea analizado y compartido mediante la formación de sus
protagonistas activos. Como ejercicio enriquecedor, responsable y creador, la
investigación educativa debe estar signada por un investigador ético y moral,
por lo tanto, lo ético debe determinarla.
De una manera similar a los demás campos del saber, el
conocimiento de la educación muestra el largo recorrido que se ha llevado a
cabo en cuanto a la actividad investigativa, teórica y práctica, con sus
avances y retrocesos, siempre con un objetivo común la búsqueda de un mejor
proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta trayectoria se ve representada dentro
del proceso de escolarización en los países del hemisferio occidental del cual
forma parte Venezuela, en su
particularidad socio-histórica pero siempre vinculada con las tendencias predominantes a nivel
mundial.
De modo que, para las dos últimas décadas del siglo
XX la investigación educativa en
Venezuela queda ampliamente reconocida en el currículo vigente de las escuelas
y facultades de educación, resultados de los esfuerzos realizados por diversas
universidades. En síntesis, se puede afirmar que en nuestro país la investigación
educativa es casi exclusividad de las universidades, principalmente las de
carácter autónomo, debido a que en ellas se encuentra el mayor número de
investigadores.
Por otra parte, es importante
señalar algunas dimensiones que
caracterizan la investigación educativa en la actualidad, y de la cual
no escapa Venezuela, una de ellas tiene que ver con la propensión o reticencia
que tienen el profesorado ante la investigación educativa, tal como se
demuestra en un estudio realizado por De
Miguel et al, citado por Sandín (2003:22-23). Los resultados del mencionado
estudio señalan dificultades relacionadas con la participación del profesorado
en procesos de investigación, resistencias ante los procesos de investigación
educativa, problemas relacionados con el desarrollo profesional docente.
Cabe
destacar algunas de las debilidades manifiestas en el estudio ya mencionado:
·
El
desconocimiento de lo que es y supone la investigación educativa y la falta de
una base teórica sólida sobre los elementos que constituyen el proceso
investigador hecho que exige una formación del profesorado.
·
La
visión de la eficacia centrada exclusivamente en la asimilación de
conocimientos por parte del alumnado conduce a una actitud cerrada y poco
flexible ante la introducción de
estrategias que no estén directamente relacionadas hacia objetivos académicos.
·
Dificultad
para seguir el proceso completo de
investigación sobre un aspecto hasta su verificación final.
·
El
profesorado manifiesta resistencias a entender que la función docente exige
desempeñar actividades y tareas distintas a las que habitualmente se realizan
en el aula
·
Conciben
como amenaza cualquier proceso que los involucre en un rol diferente.
·
Existe
un rechazo sobre la utilidad que la teoría pedagógica posee para los docentes
desde el punto de vista de la práctica.
·
La
mayoría de profesores no entienden el desarrollo profesional como una actividad
de constante aprendizaje.
·
Existe
una falta de consenso sobre el perfil de lo que es un buen profesor, por lo que
no existen unos criterios homogéneos.
Ante este
panorama, es necesario reflexionar sobre la importancia que representa para el
campo pedagógico la investigación, pero como toda actividad, requiere de un
recurso humano, que dentro de su
contexto histórico social, la pueda llevar a cabo como un ejercicio enriquecedor, responsable y
creador, la investigación educativa debe estar signada por un investigador
ético y moral, por lo tanto, lo ético debe determinarla.
En relación a los problemas éticos de la investigación
educativa universitaria en la concerniente a Venezuela, responde a fallas producto de la desarticulación y fragmentación
en la cual se encuentra inmersa, donde la falta del compromiso de unidad y
colaboración ha traído un individualismo, donde los intereses de los
investigadores muchas veces sobrepasan a los sociales. De acuerdo con Padrón
(2004:79), entre los problemas de la investigación universitaria se encuentran:
·
El Individualismo: esto se ve reflejado como
una visión alejada al colectivismo, cuyas posiciones antagónicas los aleja de
forma irremediable. De tal manera, que este hecho interpone los intereses
particulares a los sociales, alejándose
de la solidaridad, el trabajo en grupo, la cooperación como valores
considerados por muchos como éticos.
Las
universidades del tercer mundo, entre las cuales se ubican las venezolanas han
sido diseñadas como mecanismos de ascenso social, donde los más hábiles empujan
a los demás hacia abajo, hechos que se reflejan igualmente en la desarticulada
acción investigativa. Los investigadores en su mayoría ven la investigación
como una forma de prestigio, que obliga a muchos de olvidarse de los valores
éticos, como el respeto a la producción intelectual ajena.
·
investigación por
investigar: las
universidades del tercer mundo fueron diseñadas como mecanismos de ascenso
social bajo la visión individualista,
donde no sólo algunos, los más hábiles en apartar a los demás pueden permanecer.
De igual forma, la investigación universitaria,
en ese deseo de ascenso individualista ha traído principalmente la aspiración de muchos investigadores
tercermundistas la minúscula idea de ver publicado su reporte de trabajo en una
revista indizada, preferiblemente del exterior y, mejor, en inglés, aunque sólo
sea un plagio o una triste réplica al servicio de algún científico de algún
centro de investigación internacional prestigioso.
·
Dependencia y colonialismo: las relaciones entre lo nacional e internacional en
lo que se refiere a la producción de conocimiento científico, es solo una
réplica a las regulaciones de dominación sociopolítica. Los investigadores
tercermundistas son colonizados y dominados desde un punto de vista científico-tecnológico
e investigativo.
Las
relaciones entre las esferas nacional e internacional en lo concerniente a
producción de conocimiento científico es una perfecta réplica de esas mismas
relaciones en lo concerniente a producción económica global y a regulaciones de
dominación socio-política. Así como somos países tercermundistas, colonizados y
dominados desde un punto de vista político-económico, así también somos
investigadores tercermundistas, colonizados y dominados desde un punto de vista
científico-tecnológico e investigativo.
Muchas
de las investigaciones de este país, no suelen ser bien vistas si no citan a
los ‘grandes’ autores, que, indudablemente, no son autores criollos: nuestros
propios jurados y evaluadores a menudo consideran poco interesante cualquier
trabajo que construya teorías propias con independencia de las teorías de los
grandes centros investigativos de los países industrializados. Es en los
grandes centros investigativos internacionales donde se arma el piso académico
de control. Tal situación, obliga a muchas investigaciones a direccionar los
resultados o fundamentos de la investigación sobre todo en el contexto
universitario.
Sumado a lo anterior, es importante recalcar que el plagio
como una de las formas mas comunes de falta ética, se constituye en el
irrespeto a otros investigadores producto de la utilización de la propiedad
intelectual o planteamientos ajenos como propios. Es común en investigadores
noveles la utilización de trozos de textos de otros sin citarlos, hecho que es
inaceptable, sobre todo cuando se realiza una copia literal de un trabajo de
investigación. Esta situación pareciera hacerse cotidiana en muchos de los
trabajos de grado a nivel universitario, que independientemente sean de
pregrado, maestría o doctorado, las debilidades en la adquisición de
competencias investigativas ha llevado a esta forma de plagio.
Lo planteado anteriormente, solo refleja un hecho cierto en
la investigación cientifica de las diferencias áreas de estudios, agravada en
la investigación educativa que es a su vez social y puede cometer daños de gran
proporción para el logro de soluciones a problemas de esta índole. En algunos
casos esto es producto de la competencia entre investigadores y la necesidad de
obtener un grado profesional, tal es el caso ya planteado. Así, la
investigación y el plagio quedan a la orden del día producto de la
proliferación de grupos de profesionales que brindan sus servicio ante los
beneficios económicos obtenidos.
Con base a lo expuesto, el investigador se enfrenta a
presiones que solo pueden sublimarse a través del desarrollo de una conciencia
ética, que le ayude a mantener cordura en su proceso de investigación. La
conciencia ética se constituye en un dispositivo interno que muestra a la
inteligencia humana, unos objetivos inherentes al individuo; señalando la
ventajoso o no de conducirse de acuerdo con
ellos. Los valores éticos exigen ser encontrados por esa conciencia humana,
capaz de atraparlos, sintiendo la necesidad de ellos.
De esta manera, al retomar lo relativo a la ética profesional
o deóntológica que le proporciona al investigador códigos que guían o dan
normas para la acción ética, en este caso, de la investigación educativa. A
partir de los años ochenta comienza a crecer la preocupación por la ética en la
investigación, que en el caso específico de la investigación educativa, a nivel
internacional se ve respaldada por actuaciones institucionales como la
realizada en 1992 por la American
Eductional Research Association (AERA), quien crea sus estandares éticos
(Bisquerra, 2009).
En contradicción a lo antes presentado, en muchos países no
se ha producido la institucionalización de estos códigos éticos en
investigación educativa, aunque se evidencia la preocupación e interés por sus
implicaciones. La investigación es un acto responsable que sin duda desafía al
que la desarrolla a seguir un código ético en relación a los participantes, a
el desarrollo del trabajo y a la difusión de los resultados.
Esa responsabilidad planteada, es independiente del paradigma
de investigación del investigador, que son formas de acercamiento a la realidad
observada. Por tanto, la investigación tanto cuantitativa como cualitativa
deben enfrentar a los investigadores a esós códigos éticos, que garantizan el
logro de resultados en pro de los beneficios sociales y a la solución de
problemas.
En lo que se refiere a la investigación
cualitativa, esta es una alternativa posible ante la imposición del positivismo
como paradigma investigativo que se aleja de las llamadas ciencias humanas
donde la educación no es realmente explicada desde mi punto personal de vista,
que trata de alejar al investigador de una realidad de la cual es parte y lo
toca, además de olvidar un tanto el contexto cultural que sirve de marco
referencial a las actuaciones y necesidades presentes de los sujetos objetos de
investigación.
De igual forma, la
investigación cuantitativa compromete al investigador con una ideología que
dificulta la neutralidad tan pregonada para convertirse en un conflicto ético.
Por otro lado, la investigación cualitativa se aleja de la determinación de una
ideología que compromete al investigador, cuestionando sus hallazgos.
La mayor parte de las investigaciones
incluyendo las gestadas en las universidades según lo planteado por Smith
(2001) citado por Sañudo (2006:20), “tienen potencialmente el conflicto de
generar conflictos”, los cuales permiten al investigador entender sus
responsabilidades, a la ciencia, la sociedad, y a los participantes del proceso
de investigación”. Ante este hecho, solo el investigador con un fuerte
compromiso ético podrá decidir tomarla opción más responsable y éticamente
aceptable.
REFLEXIONES
FINALES
Entre
las reflexiones finales a manera de conclusiones en relación con los planteamientos presentados y que responden
a las interrogantes que motivaron este artículo se encuentran:
La educación en valores, es
una necesidad inherente para el logro de una sociedad comprometida con el
desarrollo político, social y sobre todo humano que enmarca al ser humano y lo
direcciona hacia el logro de los compromisos, deberes y derechos que como
ciudadanos posee los miembros de la mencionada sociedad. De igual forma, se
desarrolla una conciencia ética que es la guía para la formación de un nuevo
ciudadano a la altura de las exigencias actuales ante la pérdida de valores
éticos que incide de forma directa a la investigación educativa a nivel
universitario.
Entre
los problemas éticos presentes en la investigación educativa se hallan el ocultar a los participantes la naturaleza de la
investigación o hacerles participar sin que lo sepan, la exposición a los
participantes a actos que podrían perjudicarles o disminuir su propia
estimación, invadir la intimidad de los participantes y privar a los participantes de los beneficios
obtenidos. Además, el plagio se muestra como una acción común que refleja un problema
ético derivado de los intereses particulares del investigador. El cual se
presume está fundado en la necesidad de reconocimiento, de logros intelectuales
e intereses económicos.
En relación del código de ética, se convierte en una guía
necesaria de compromiso ante el hecho investigativo que fija pautas y
exigencias institucionales para el logro de investigaciones basadas en la
realidad y objetividad necesaria para la obtención de conocimientos y
respuestas apropiadas para la solución de las dificultades en el campo
educativo.
De tal manera, desde todo punto de vista la aplicación de
principios éticos contribuye a la veracidad de los resultados, por lo que
connota el respeto por la el proceso investigativo, los investigadores, los
involucrados o beneficiarios directos, así como de los resultados de la misma.
Los principios éticos revisten de una coraza que ayuda al investigador a
mantener una posición objetiva frente a la realidad, cuyo reforzamiento es
necesario sobre todo a nivel universitario en sus diferentes ámbitos.
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excelente colega...un 10 y like to you
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