La ética
como principio fundamental del docente investigador.
The
ethics of teaching as a fundamental principle investigator
Finol
Marielis*, Morales, Patricia**, Villalobos, Ingrid***
El presente
artículo tiene como propósito analizar los diferentes problemas éticos de la
investigación educativa, la cual estuvo sustentada bajo el enfoque teórico de
varios autores: González (2010), López (2011), Soriano (1999). La mayor parte
de las investigaciones tiene potencialmente el riesgo de generar conflictos,
estos permiten al investigador comprender sus responsabilidades a la ciencia, a
la sociedad, a los estudiantes y a los participantes del proceso de la
investigación.
Los
investigadores encontraran que a veces es difícil seguir un principio ético sin
violar algún otro, en esas situaciones la meta es diseñar la solución más
razonable. Lo que todos o la mayoría quieren o desean no siempre coincide con
lo justo y bueno debido a que se interactúa con personas, grupos o
instituciones, y debemos tomar en consideración que nos enfrentamos a diversas
situaciones éticas.
Es una
situación de tensión entre el beneficio o riesgo individual, beneficio o riesgo
social o del uso del conocimiento
Palabras
Claves: Ética, Principios, Problemas, Investigación.
Ethics as a fundamental principle of teaching and research.
Finol Marielis *, Morales, Patricia **, Villalobos, Ingrid ***
Finol Marielis *, Morales, Patricia **, Villalobos, Ingrid ***
This article aims to analyze the different ethical problems of educational research, which was supported on the theoretical approach of several authors: Gonzalez (2010), Lopez (2011), Soriano (1999). Most of the research has potentially the risk of creating conflicts, they enable the researcher to understand their responsibilities to science, society, students and participants in the research process.
The researchers found that it is sometimes difficult to follow an ethical principle without violating someone else, in those situations the goal is to design the most reasonable solution. What all or most want or desire does not always match what is right and good because you interact with people, groups or institutions, and we must take into consideration that we are faced with various ethical situations.
It is a tense situation between profit or individual risk or social risk benefit or use of the knowledge.
Keywords: Ethics, Principles, Problems, Research.
INTRODUCCIÓN
La ética en una profesión es la
obligación de una conducta correcta. Desde el punto de vista de la
investigación, un acto ético es el que se ejerce responsablemente, evitando el
perjuicio a personas, que a veces se realiza inconscientemente, por estar
vinculado el daño a los métodos que el investigador utiliza para la consecución
de sus objetivos. Es necesaria para dar sentido y direccionalidad a los
procesos de los cuales se espera grandes cambios; es una manera de matizar la
dureza de la racionalidad pura, lo cual permite dar coherencia a las propuestas
de cambio social, político, económico y cultural.
Desde la práctica del deber ser,
propone la reflexión rigurosa, crítica y sistemática sobre la vida; pone de
manifiesto los valores; genera proyectos de vida basados en la autonomía, la
reflexión racional y crítica. Debe ir unida al conocimiento y rechazo de
situaciones de exclusión, injusticia y plagio que atentan contra la dignidad
del profesional-investigador y, a la convicción de la corresponsabilidad en la
construcción de ambientes donde esté presente la justicia; debe enseñar a actuar y no solo a pensar; sirve para
consolidar el mejoramiento personal y colectivo, es decir ser justos y felices.
En base a lo planteado, la
investigación en todos los campos del saber, es un espacio privilegiado para
recuperar la dimensión reflexiva de la inteligencia humana, como dimensión
integradora de la razón teórica, explicativa y programada, la cual permite
conectar causas y medios para explicar un hecho o situación. En este sentido,
el investigador ha de ser fundamentalmente un pensador, consciente de la
libertad y responsabilidad. Por ello el docente es llamado a elegir qué
investiga, cómo lo hace, de qué modo se co-responsabiliza o se involucra en la
aplicación de los resultados de lo que investiga.
Ejercer la investigación
requiere desarrollar la sensibilidad
ante lo humano, lo estético, capacitación científica, criticidad, tendencias
innovadoras que requiere la responsabilidad, el respeto, la prudencia y el
diálogo, para alcanzar una ética de la investigación, la cual toma en cuenta el
hecho de que investigar es interpretar, abordar una situación o problema para
analizarla y aportar las posibles soluciones a la misma. Considera la necesidad
de un abordaje responsable de la elección del tema a investigar y no permitir
que éste sea determinado por intereses económicos, ideológicos, políticos, por
presiones o por imposiciones que anulen el necesario margen de autonomía del
investigador o colectivos de investigación.
PROBLEMAS ETICOS DE LA INVESTIGACION
EDUCATIVA
El
docente actúa como intermediario entre el contenido impartido y las habilidades
o capacidades que despliegan los alumnos para asimilarlo, brinda vuelos de
altura, siembra utopía, está siempre abierto a la aventura de lo desconocido y
al riesgo de las cumbres frente a sus alumnos.
Ahora
bien, el profesional de la educación debe mostrar ciertas actitudes, valores
morales, cualidades éticas y aptitudes que lo
diferencien de otras labores y roles y que le ayuden a ejercer honestamente su
quehacer. Los valores y cualidades de una persona se forman en la niñez pero,
en la medida en que la persona crece evoluciona su percepción de la vida de manera profunda y significativa. Conforme el
ser humano se desarrolla también lo hace su habilidad para manejar los aspectos
morales a lo largo de su vida. Kohlberg, L- http://www.uv.es/ramoncve/PCIAECI/documentos/txt_helena.PDF apunta en este sentido que es hasta que somos adultos racionales
y con experiencia que adquirimos la capacidad de reflexionar de forma crítica y responsable sobre todos los aspectos de la moralidad. Para Comte-Sponville, A. las virtudes morales son aquellas que
hacen que un ser humano se haga más humano y para un docente ser más humano es
de vital importancia, pues le ayudará a comprender su público de referencia,
sus estudiantes, pues la educación moral se fundamenta exclusivamente en el
fomento de valores. Este tipo de educación enseña a los niños a ser tolerantes, a respetar a los demás, a solucionar conflictos mediante el dialogo, a apreciar la democracia, entre otro. (Rodríguez L. 2006)
Como
se ha referido anteriormente, las cualidades morales son propias del individuo,
mientras que por su parte, las cualidades éticas, son de vital importancia ya
que son el fruto de la construcción de la persona. La ética civil, por ejemplo, hace posible la
convivencia pacífica, exige que nadie perjudique a los demás; lo que hace
posible que cada quien cumpla con su rol, con sus responsabilidades, con lo que
se ha propuesto como proyecto de vida.
Tanto
el docente como la escuela que tienen como misión prioritaria facilitar a los estudiantes la capacidad de
reflexionar crítica y concienzudamente, ayudándoles a formar destrezas de pensamiento que les permitan tomar decisiones ante temas como la naturaleza, sociedad, política, cultura, religión, entre otros. Por estas razones se entiende que el código de
ética del docente debe ser el mismo tanto para los maestros del sector
público como para los del sector privado, ya
que un maestro lo es sin importar el lugar donde se desempeñe como tal.
Si
bien es cierto que un maestro debe poseer conocimientos sólidos de pedagogía, psicología, didáctica y aéreas afines, mantenerse en una constante actualización
en técnicas de aprendizajes, guardar respeto a la integridad de los estudiantes, educar con verdad y
ejemplo sobre cualquier prejuicio; es importante hacer resaltar que el papel del docente no implica
una receta única, sin alteraciones, éstas sólo serían algunas ideas. Ser
educador es una de las tareas de mayor importancia en la sociedad, porque
educar es alumbrar para ayudar a ser personas autónomas, libres y solidarias.
Es ofrecer los ojos propios para que los discentes puedan mirar la realidad sin
miedo. Ser maestro no implica sólo dictar horas de clases, sino dedicarse en
cuerpo y alma a cada estudiante, porque no es sólo una ocupación, sino una
vocación de servicio. Es necesario cooperar con ellos para que hagan el mejor uso de
las posibilidades y potencialidades. Un educador es alguien que entiende y
asume trascendencia de su misión, es consciente de que debe formar personas
para vivir con autenticidad, sentido y proyectos, con valores definidos, con realidades, incógnitas y esperanzas.
La descripción antes señalada debe estar, por lo menos, considerada por
aquellos que piensan incursionar en la carrera educativa. Esto aplica tanto al
área de la enseñanza como a la de la
investigación y demás. Bajo estas
circunstancias se podría denominar como ética la decisión de tomar esta
carrera. Cuando alguien ha de elegir un área de estudios, independientemente de
la edad que tenga, su grado de madurez o situación sociocultural, debe tener un
espacio reflexivo. En el mismo, además de buscar informaciones relativas al
área específica de su interés, con igual o mayor ahínco debe tratar de descifrar las
necesidades propias a las que va a dar respuestas con el estudio de una
carrera. Esto es así porque las personas deben asumir las implicaciones de la
profesión que eligen, puesto que de lo contrario, no habría una responsabilidad
implícita. Si no hay responsabilidad, entonces es imposible que haya una
actitud ética. El
hombre debe saber por qué hace lo que hace,
puesto que no puede enjuiciar algo de lo que no es consciente.
En
el caso de los maestros, al ser una profesión tan delicada, es imperativo que
conozcan, no sólo sus responsabilidades como encargados de grupos o asignaturas, sino de guías de otros. El punto es que, para
ser un guía, se necesita conocer el camino. Entonces, ¿conocen el camino todos
los que piensan dirigir a otros?; ¿saben qué significa el valor de la
educación?; ¿están dispuestos a compartir sus conocimientos con sus pupilos,
motivados por un deseo de que los demás alcancen plenitud de vida? Estas son
algunas de las interrogantes que llegan a nuestra mente al momento de analizar
lo que significa enseñar a los demás y de lograr darle respuestas a estas
cuestiones satisfactoriamente, entonces será un ser enteramente feliz, pues no
hay nada que provoque mayor felicidad que tener éxito en aquello que apasiona y más aún, lograr impactar la vida
de otros y viabilizar la generación de cambios vitales para la aprehensión no
sólo de conocimientos, sino de la esencia de la vida misma.
La
felicidad es un bien supremo al que todo ser humano desea llegar. Todos
buscamos la manera de ser felices y, lo hacemos atendiendo a nuestros propios
intereses. Porque a pesar de lo tosca, dura y cruel que pueda llegar a ser la
existencia, prima la capacidad de supervivencia. Esta nos permite avanzar
independientemente de las limitaciones propias o asumidas del entorno. Para un
maestro la verdadera felicidad ha de ser aquella que se encuentra en la
satisfacción del quehacer realizado con entusiasmo y amor, hacer lo que se tiene que hacer sin importar los desafíos,
tropiezos, dificultades que haya en el camino. El maestro es feliz cuando hace
su trabajo, cuando su felicidad emana de hacer feliz a otros.
Al
igual que cualquier otro individuo un educador debe enfrentar la problemática
de su propia barbarie interna. El yo que es propiamente la conciencia, la
organización coherente de los procesos
síquicos, el encargado de establecer contacto con la realidad y relacionar el
organismo con el medio
ambiente circundante está en una lucha
constante en contra del súper yo que es como el ideal del yo. Este se forma
por los
valores y normas morales adquiridas a lo
largo de la educación. Su función es aprobar o rechazar actos, pensamientos e
impulsos provenientes del ello. La auto-ética es uno de los mecanismos que
puede usar el ser humano para hacerle frente a tal incierto, está a su vez
conlleva: un autoexamen, una autocrítica, responsabilidad.
El
autoexamen es una actitud reflexiva que le permite al hombre estar en un estado
de vigilancia permanente de sí mismo siendo autocrítico con cierto grado de
responsabilidad. Cuando somos capaces de cuestionarnos sin importar las
respuestas, entonces seremos seres completamente libres. De igual forma, en la medida
en que un individuo se abra a escuchar críticas, reflexionar en lo cierto que
hay en ellas, se aleje del orgullo y después de aceptar la necesidad de
cambios, ejecute los mismos, entonces es capaz de ayudar a otros a construir su
verdad e identidad. Estimula a que los alumnos expresen con libertad sus construcciones más internas y las conclusiones a las que
han llegado sin sentir que serán tachados, censurados, mal vistos u objeto de
discusiones en donde sea obvio el irrespeto a su individualidad y las puertas
cerradas a las alas que ansiosas buscan el vuelo a través del cual poder sacar
a las luz sus posturas formadas.
La
libertad es un derecho fundamental del ser humano. Es uno de los preceptos
inalienables según la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. La realización principal de todo ser
humano se concretiza en cuán libre puede éste ser. Ahora bien, es muy
importante entender a qué realmente se refiere el término libertad y cuáles son
los vicios que se pueden llegar a confundir con ella. Para un profesional
cualquiera, pero sobre todo para un maestro, ser libre es la cúspide de su
construcción de vida y, como consecuencia, puede ejercer su labor en la
sociedad con gran efectividad.
Libertad
es posibilidad de ser. Esto quiere decir que dicha condición es en la que los
individuos se presentan de la manera en que son. Sus ideas son expresadas; sus
decisiones son tomadas por ellos mismos y no por los demás; pueden defender
aquello que consideran justo y contraponerse con lo que entienden que está
errado.
Para
ser libres, lo primero es sentirse de esa manera. Los miedos deben manejarse
con sabiduría y los riesgos deben tomarse cuando sea necesario. Los maestros son
representantes del conocimiento y el
conocimiento da poder y libertad.
Ahora bien, los estudiantes deben ver esto, deben ver en sus maestros un
reflejo de lo que ellos predican y representan.
Ser
libre no significa ser un rebelde sin causa que se contrapone ante todo orden
establecido. Es más bien mantener una actitud de cuestionamiento de todo con el
propósito de encontrar y manifestar la verdad, la coherencia. Realmente se
necesita amar la verdad y la honestidad para entonces buscarlas y, como resultado, ser libres.
Si
el sujeto como maestro tiene este norte a seguir en su vida debe seleccionar
las actitudes y los elementos que constituyan una vida que vaya de acuerdo a
este fin. Debe saber cuáles cosas no apoyan su visión y tener la fortaleza para
rechazarlas. En otras palabras, debe subordinar sus emociones y deseos, controlar el ello que es el inconsciente o la zona
más interesante de la conciencia la cual está formada por un conjunto de
fuerzas, impulsos o tendencias inconscientes y funciona al margen de nuestra
voluntad y está regido por el principio del placer. Entonces para alcanzar su
verdadero bienestar, el que se ha propuesto como meta, entendiéndose como
bienestar eso que los individuos consideran deseable y conveniente para ellos,
lo que da felicidad hay que saber escoger el camino que le llevará a su
destino.
Si
el sujeto como maestro no tiene su felicidad en la educación, entonces no
estaría viviendo éticamente. Debería, mejor, buscar otro tipo de realización en
la que pueda reconstruirse porque nunca alcanzaría el desarrollo de su
potencial en aquello en lo que no encuentra placer. De ese modo no podría guiar
a los demás hasta una verdad ni mucho menos hacia una libertad genuina.
La
ética de un maestro es muy compleja y abarcadora, como se ha podido ver, y nos
preguntamos si la extensión de su significado varía de acuerdo al sector de la
educación para el que trabaje el profesor. Realmente, tanto en los estudiantes como en los profesores,
existen ciertas implicaciones específicas de acuerdo a si trabaja para un
colegio privado o para una escuela pública. Las relaciones de convivencia son
influenciadas por aspectos socio-económicos, pero, ¿puede influir esto en el
desarrollo ético del maestro? Creemos que sería una interesante cuestión
reflexionar sobre este particular.
Se
ha planteado que la ética produce libertad en el hombre y ayuda para su
autorrealización. Debido a la gran tarea que implica ser un educador, es muy
importante que el profesional de esta área se conciba como una fuente que no
está completa, sino que tiene que vivir en un proceso de continuo
abastecimiento para poder dar a otros.
Los
maestros deben estar siempre listos para aprender, innovar y a compartir el
resultado de sus hallazgos, tanto en el ejercicio del perfeccionamiento
profesional como en el de la reflexión personal. En esto consiste su labor. Es
por eso que la carrera de educación, como anteriormente apuntábamos, no es una
carrera cualquiera porque implica una dedicación de vida y de espíritu.
No
estamos diciendo que el maestro debe circunscribirse a la práctica de una moral
ciega para satisfacer las expectativas de la cultura en la que vive, si lo
hiciéramos, estuviéramos cometiendo la peor de las moralinas. Nos referimos a
que un maestro debe ser el profesional que mayor compromiso manifieste con
aquello que cree.
Es
importante hacer una revisión al aspecto metodológico de la enseñanza para
seguir con el análisis de la ética del docente. No nos proponemos citar y hacer
vastas explicaciones sobre estrategias de planificación y ejecución de la
enseñanza, pero sí vale la pena abordar de manera general lo que implica saber
enseñar.
La
filosofía, por medio de la ética ha utilizado diversos métodos como el
inductivo que procede de lo particular a lo general; deductivo que parte de lo
general a lo particular y es definido por la lógica como la inferencia mediata
que parte de dos o más juicios llamados premisas para obtener otro llamado
conclusión.
La
lógica estudia otros métodos propios de la filosofía como el fenomenológico
creado por Edmund Husserl Edmund Husserl http://www.fyl.uva.es/wfilosof/gargola/1997/sergio.htm que consiste en volver de los objetos a los actos de la
conciencia que se nos ofrecen y estudiar las estructuras de conciencia en su
generalidad ideal es decir su esencia; el crítico trascendental creado por
Emmanuel Kant Immanuel Kant http://www.lasangredelleònverde.com/index.phpoptioncom_content8view=article & Id=141:la-etica-formal-de-immanuel-kant- & Itemid=72 que consiste en proyectar la atención no sobre los objetos
mismos, sino sobre el saber que nos da la cultura, indagando las bases o
elementos a priori del conocimiento; y el método dialéctico que en su evolución
histórica se remonta a Zenón de Elea, http://web.educastor.princast.es/proyectos/jimena/pj_cirineemti/pdf/diccionario.PDF quien lo concibe como un arte de discutir. Más tarde,
Sócrates http://www.buenastareas.com/ensayos/metodosdialectico-oesocrates/2718841.html lo denomina mayéutica, posteriormente es desarrollado por Platón http://elmetodoplatonico.blogspot.com/2011/os/metodo-platonico-introducciòn.html quien lo entiende como un método de ascenso de lo sensible a lo
inteligible. Como advertimos anteriormente, nos hemos sentido inspirados por el
método socrático porque, más que un método particular, engloba grandes
principios que la educación moderna replantea. Nos referimos al hecho de
extraer del individuo los conocimientos propios que le llevan a entender lo
nuevo. Es captar a través de la declaración lo que es correcto y lo que no lo
es.
Creemos
que la característica más importante que tiene el método mayéutica es el
componente ético que implica. El tener la oportunidad de realizar un
autoanálisis sobre la realidad, expresando lo que se sabe y se piensa de las
cosas, repercute en un desarrollo ético de la persona. La gente,
necesariamente, atribuye la responsabilidad a quien propone las ideas. Cuando
el maestro configura su enseñanza, basado en las necesidades del estudiante,
haciéndolo protagonista de la construcción de su conocimiento, a la misma vez,
lo entrena para ser responsable de la reconstrucción de su propia vida.
En
un maestro es ético dirigir el proceso enseñanza – aprendizaje reconociendo que
hay un fin supremo. Este propósito está relacionado con las metas educativas de
una nación, pero hay un componente personalizado del educador, hay un influjo
que no está registrado en los documentos (es el llamado currículo oculto), en
los cuales se basa el sistema educativo de un país. Esta es una huella
particular que los docentes dejan en los estudiantes, lo cual actualiza la
enseñanza de cualquier país. Esta influencia está constituida por todas las
vivencias y reflexiones del educador.
Quizás
para algunos esto podría parecer muy ambicioso, pero si revisamos la historia
de la educación, en el período de la Antigüedad griega, los filósofos
personalizaban la enseñanza hasta al punto de verse involucrados de manera
directa con la vida de los alumnos. Por su parte los discípulos llamaban a sus
formadores maestros, no aludiendo a un oficio, sino a un calificativo que
encerraba la admiración y el agradecimiento que ellos sentían por él.
Es
cierto que las relaciones sociales han cambiado desde la época de la Antigüedad
griega hasta nuestros días, pero creemos que es muy valioso revisar aquellas
perspectivas puras de la enseñanza, los elementos que le dieron su origen, para
entonces ser capaces de rescatar la ética que implica ser un profesional de la
educación. Es importante tener en cuenta el propósito fundamental de nuestra
profesión para no divorciar nuestra práctica del mismo. No basta con buenas
intenciones, se necesita de buenas aplicaciones para realizar el cometido de un
maestro ya que el que no sabe hacia dónde se dirige ya ha llegado.
•
Como individuo, el maestro, de
manera obligatoria tiene que pasar por diversas etapas en la vida. Por ejemplo,
las que se pueden identificar en la teoría de Kohlberg, http://www.uv.es/ramoncve/PCIAECI/documentos/txt_helena.PDF pre convencional--pre moderna, convencional-moderna y post
convencional--post modernidad. Los conflictos que afecten el desarrollo del
proceso enseñanza aprendizaje pueden darse, cuando al igual que muchos otros,
el maestro ha tenido la dificultad de pasar de una etapa a otra.
Todo
el que ha sido estudiante, sin importar la rama, ha podido palpar comportamientos
de maestros que están posicionados en alguno de esos estadios. Con un ejemplo
tan simple como el siguiente se puede demostrar. El típico alumno que no
invierte el tiempo adecuado en sus estudios, cuyos patrones de conducta dejan
mucho que decir y que ha sido fichado, de manera individual por todos los
maestros como que va directo a pruebas de recuperación. No obstante a eso, en
una de las asignaturas, por los motivos que fueran, hace un tiempo el maestro
ha observado el esfuerzo mayúsculo que está realizando, el interés marcado que
tiene por los temas tratados y que su empeño es notorio para cumplir con sus
asignaciones. Llegado el momento en que el maestro va a sumar y determinar la
puntuación advierte que con dos puntos el estudiante podría alcanzar la nota
promedio y no ir a completivo. Es aquí en donde se necesitan preceptos éticos
bien fundamentados y maestros que antes de marcar de manera negativa la vida de
sus estudiantes, con conductas perteneciente a una etapa que no se corresponda
con su realidad circundante ni su edad, actúe con valores de justicia
respondiendo a sus parámetros éticos antes que a otras exigencias externas a
él. En ese preciso momento tiene que decidir entre algunas opciones. Le niega
los dos puntos porque se siente ser una persona muy correcta y las reglas están
claras sobre qué debe o no hacer, aparte de que entiende que aunque el alumno
se esforzó, fue muy mínimo como para que sea condescendiente (pre
convencional). En otro caso, no se los da ya que no quiere ser censurado por
sus compañeros o se los da porque el joven en su calidad de "cliente"
es una pieza importante de la infraestructura económica y las autoridades
necesitan que los padres aunque no estén felices, por lo menos estén
satisfechos, logrando así cooperar con los intereses administrativos del centro
y estar bien posicionados ante ellos (convencional). Es posible que decida
asignarle una pequeña practica de reposición sobre algún tema de interés del
alumno y ligado a la asignatura, con la cual gane los puntos que necesita para
validar la materia. Si esta es la opción que toma, estará demostrando que es
una persona justa pero sobre todo objetiva, que toma en cuenta cada detalle y
actúa en base a ser una ayuda para que se desarrollen las potencialidades de
sus alumnos antes que pensar en dar respuestas a las preguntas inquisidoras de
los demás (post convencional).
Desde
otra perspectiva, para obtener el título de maestro de la manera en como lo
hacían en la antigua Grecia y no porque sea acreditado por una alta casa de
estudios superiores, es preciso acercarse a la búsqueda de la felicidad que
parte de la ética contemporánea ha olvidado. Que en vez de trabajar por el bien
de otros, busque la construcción interna de su ser y como individuo se forme
bajo rigores éticos estandarizados. Esto implica que la práctica educativa sea
guiada por una escala de valores bien jerarquizada y que el equilibrio entre
ellos sea manejado por quien los posee.
La
ética está presente de manera vertical y horizontal en la praxis cotidiana de
todas las personas independientemente de su estatus de profesional o no. Es
frecuente ver a través de las acciones del individuo el divagar de su espíritu.
Sea lenta o rápida la progresión transitiva entre un proceso y el otro, lo
cierto es que el ser es complejo en su forma y en su esencia, es rico y basto
en posibilidades. Por eso, la ayuda que la ética le brinda al maestro, como
ente que asesora a otros a descubrirse ante sí y ante los demás es de valiosa
cuantía.
Se
puede decir que un maestro ético tiene el espíritu reposado, las emociones bajo
control, usa las adversidades para transformarlas en procesos productivos,
utiliza métodos que le permitan al alumno sentirse seguro, estrategias que al
ser practicas revelen la claridad al final de este túnel de la vida que en
ocasiones se muestra muy sombrío, turbulento y amenazador, en fin un maestro
ético logra que todas las piezas del rompecabezas no solo encajen a la
perfección sino que adquieran un virtud de necesarias y sumadoras.
Entonces, en base a todo lo que se ha
planteado, los maestros, independientemente de sus aspiraciones políticas,
posturas o creencias religiosas, conocimientos o bagajes culturales deben
apropiar principios éticos que sirvan de estandartes a su desarrollo
profesional. Deben conocer las ciencias que coexisten con la ética tales como
la sociología que ayuda a conocer los patrones que asume el hombre como un ente
social, la sicología que ayuda a la ética a comprender cuáles son las
verdaderas intenciones del hombre en los actos morales ejecutados, qué sucede
en su fuero interno, la antropología social que analiza históricamente la
cultura moral de los pueblos, entre otras. Todo esto con la finalidad de
obtener una formación compacta y con el equilibrio suficiente para hacer frente
de manera loable a las exigencias que tienen los individuos de manera externa e
interna.
El
maestro debe apoyarse en las bases científicas que sostienen la ética y guiarse
por las exigencias comunes a toda ciencia que posee, es decir, con una
objetividad que le permita explicarse los hechos que acontecen en un aula con
sus alumnos tal como son, independientemente de su valor emocional o comercial;
con racionalidad suficiente como para enfocar los conceptos, juicios y no por
sensaciones, imágenes o pautas de conducta; usando la sistematicidad no como un
agregado de informaciones inconexas, sino un sistema de ideas conectadas
lógicamente entre sí y con metodicidad porque los maestros que de una manera u
otra también son investigadores, no caminan en forma arbitraria, sino que
planean mediante procedimientos lógicos llamados métodos.
PRINCIPIOS ETICOS DEL EDUCADOR
La
ética profesional está constituida por el conjunto orgánico de derechos y obligaciones morales, deriva sus finalidades y normas específicas, de la
condición básica de persona en armonía con los anexos que implican exigencias
del bien común.
El objetivo de la ética en el terreno de la práctica profesional, es
principalmente, la aplicación de las normas morales, fundadas en la honradez,
la cortesía y el honor. La Ética tiene entre otros objetos, contribuir al
fortalecimiento de las estructuras de la conducta moral del individuo.
Un
profesional debe ejercer su trabajo de manera apropiada, ya que éste tiene un
fin social, que consiste en atender adecuadamente cada una de las necesidades
que la sociedad debe satisfacer, para contribuir así al bien común. Estos
trabajos pueden estar relacionados con salud, educación, justicia, comunicaciones, seguridad y otras necesidades.
Estos
son los requisitos esenciales para cumplir adecuadamente con el ejercicio de
una profesión:
•
Inclinación personal a la
profesión que se trata.
•
Aptitud natural para ejercerla
debidamente
•
Una adecuada preparación
teórica.
Estos cinco puntos podemos resumirlos como
vocación que según Emilio Filippi http://www.slideshare.net/jrmoncho/etica-profesional-90085 "una voz que mueve a hacer tal o cual cosa para realizarse
como persona". Pero para una realización más eficiente de una profesión,
la vocación debe estar acompañada además por algunas condiciones o aptitudes
especiales, ya sean intelectuales, físicas, volitivas y psicológicas.
El
comportamiento ético no es un asunto exclusivo de los profesionales. Concierne,
sin duda, a toda actuación humana; pero compromete con mayor énfasis a quienes
han tenido el privilegio de una formación de nivel superior a costa de toda la
sociedad que ha debido contribuir a ella y que espera, justificadamente, una
actuación correcta de quienes han disfrutado de esa preferencia selectiva.
No
olvidemos que, sin perjuicio de sus fundamentos religiosos, la ética es un
valor cultural, propio de la sociedad y el tiempo en que se vive. Esta es sólo
su dimensión individual. También las profesiones tienen un fin social y éste
consiste en servir adecuadamente cada una de las necesidades que la sociedad
debe satisfacer para posibilitar el bien común.
La
normativa ética puede plasmarse en normas escritas o de costumbres arraigadas.
En las instancias del Poder, la norma consuetudinaria es menos eficaz que la
norma escrita.
El
Profesional de la Docencia no puede esquivar o eludir su responsabilidad ante una
sociedad en plena transformación. Hay una responsabilidad directa en la gestión de los asuntos públicos, que debe complementarse con
un Código de Ética de obligada observancia, dado que toda amenaza al
mismo es una amenaza al espíritu de la organización, y en particular a la
Organización Educativa donde se
desenvuelve profesionalmente.
En
una sociedad donde la crisis de valores es reseñada y apuntalada casi a diario, las prácticas
antipáticas en contra de la organización son modos seguros de agravar las desigualdades y la marginación social. Los
Códigos de Ética , se pueden presentar como elementos de equidad, que se reflejarán en la Organización social, la Competitividad, la Transparencia y la Excelencia en el desempeño de funciones y prestación de servicios.
La
ética, tiene como objeto la interpretación de lo que está bien y lo que está mal en la conducta humana.
En este sentido, tenemos tres clases de actos: 1º. Aquellos que el hombre
debería hacer. 2º. Aquellos que no debería hacer y 3º. Aquellos que puede hacer
o dejar de hacer.
Principios éticos:
•
Principio de coherencia:
implica el procurar una cada vez mayor sintonía entre lo que cree y lo que hace
la persona.
La coherencia es el intento serio y
permanente de que los propios actos coinciden con la escala de valores en que la persona cree no se trata tanto de lo
que la persona dice, sino de lo que la persona cree como verdadero (no es la
coherencia de otras personas, sino la suya propia).
Toda opción personal que suponga una
incoherencia consiente, implicara un proceso de desintegración de la
personalidad ética y su consiguiente frustración.
•
Principio de libertad:
implica que la persona deba ir realizando en forma consciente responsable, y lo
más independiente posible sus opciones, de modo de irse haciendo dueño de la
propia vida.
La libertad personal es el resultado de un
proceso mediante el cual la persona va asumiendo su vida y a partir de su
realidad concreta la va conduciendo hacia lo que quiere construir de sí mismo.
En esta proceso de irse haciendo dueño real
de su propia vida la persona deberá enfrentar muchos condicionantes indebidos,
internos y externos. Es así necesario que la persona enfrente todos los
condicionamientos indebidos de modo que sus opciones corresponden a lo que
quiere hacer de si.
•
Principio de ecuanimidad: este
principio refiere a la justicia para si mismo, e implica la progresiva toma
de conciencia de la propia realidad, ponderando adecuadamente sus
limitaciones y posibilidades.
El camino de realización personal no es
voluntario, es decir no es suficiente con desearlo y poner todo de sí para
poder alcanzarlo. Es necesario también tomar en cuenta seriamente las
posibilidades personales y del contexto para que sea viable el camino
emprendido. Es más, será incluso necesario desarrollar una verdadera estrategia
de vida que permita un desarrollo real en las condiciones concretas en que se
encuentra la persona.
La tarea ética personal consiste en
"llegar a ser lo que se puede con lo que se es”. Y este criterio se aplica
tanto a la globalidad de la vida, como a cada una de las opciones que va
conformando. Pretender menos de lo que realmente es posible, significa
deslizarse hacia la mediocridad personal. Por el contrario, pretender más de lo
aquí realmente es posible. Significa condenarse a la frustración personal.
Normas ética:
Las normas éticas tienen la función de
guiar el actuar cotidiano de la persona de modo que sea humanizante.
Las normas éticas se constituyen en
referentes permanentes, y la persona los puede ir integrando como parte de sus
hábitos y actitudes, convirtiéndose en virtudes.
Las normas éticas que debe seguir la
persona en su actuar son:
•
La norma de intimidad: implica
que la persona debe siempre respetar su interioridad, su profundidad, la
riqueza que el mismo construye.
Toda persona constituye una originalidad
única e irrepetible, que simultáneamente se descubre a sí mismo y se construye
a sí mismo .Ella es condición de posibilidad de su propia realización. Por
ello, necesita respetarse en toda sus dimensiones, especialmente en aquellas
que refieren a su núcleo de sentido e identidad.
•
Norma de veracidad: Implica que
la, persona debe siempre buscar y manifestarse la verdad a sí mismo, rechazando
toda auto justificación ilegítima, falsa o deformante de la realidad. La
persona tiene la necesidad de conocerse lo más verazmente posible , de modo de
hacer posible la adopción de decisiones acordes con la propia realidad , Si la persona
parte de supuestos falsos sobre sí mismo, difícilmente podrán ser apropiadas
las decisiones que de ahí se deriven
Para la persona no puede ser fácil
aceptarse tal cual es, pero un intento sistemático es el único camino que
existe para llegar a ser plenamente sí mismo.
•
Norma de la autenticidad:
Implica que la persona debe siempre actuar con rectitud de conciencia, buscando
siempre que esta sea cierta y formada. No debe, por tanto, acallar ni contradecir
el dictamen serio de su conciencia moral. En fidelidad a la conciencia ética se
acerca a lo más propiamente suyo como proyectos de si, es decir a lo auténtico.
Actuar siempre con conciencia recta es
garantía de autenticidad ya que, aun en el error involuntario, la dignidad de la persona no es menoscabada. Por el contrario, toda
decisión que contraviene la conciencia ética implica ya de por si la perdida de
la autenticidad personal.
La palabra ética es empleada en el
lenguaje corriente como adjetivo. Entonces se
comenta "esto no es ético " "fulano es un inmoral " .e n
este caso la palabra "ética" o "moral" en tanto adjetivo,
juzga la cualidad de determinadas acciones de los individuos en cuanto tienen
que ver con la manera que estos ejercen su responsabilidad frente a los
valores, principios y normas morales. Hace un
juicio evaluativo de una acción humana en cuanto es capaz de encarnar o
realizar en la práctica, a los valores, principios y normas éticas
Problemas de ética profesional
a) Consecuencias de la falta de ética
Una falta de ética no sólo afecta a las
víctimas que las sufren, aunque ellas sean las primeras perjudicadas.
Consecuencias hay muchas, las más importantes son: la baja de autoestima de quienes las cometen y del prestigio de la profesión. Esto
último se produce de dos maneras: se destruye la confianza pública y se frustra
la esperanza de los sectores sociales, que justamente esperan la realización
correcta del trabajo de los individuos que fueron privilegiados con una
formación profesional. El abogado Lautaro Ríos Álvarez con respecto a esto dice
"las actuaciones contrarias a la ética no sólo dañan a quienes las sufren,
sino principalmente a la comunidad humana en que acontecen", esta última
es la más afectada.
Ámbitos en el que se desarrollan los problemas de la ética
profesional
Relaciones del Docente con la Sociedad:
El
éxito profesional del profesor depende, del apoyo que le preste el medio
social. Éste, a su vez, va a depender del grado de confianza que el profesor le
inspire, esta confianza deriva de su conducta como profesional y como
ciudadano.
El profesor, en cierto modo, es un
ciudadano señalado, puesto que es el blanco de una observación constante en lo
que atañe a su comportamiento total. Sus pasos, actos y opiniones, son
continuamente observados por el medio social. Todas sus acciones públicas y privadas
tienen repercusión social, pues van a reflejarse en la confianza que la
sociedad deposita en él.
Toda
la vida el profesor pertenece a la sociedad. Lo que otros profesionales pueden
llevar a cabo impunemente no le es permitido al profesor, que está sometido a
la crítica permanente de todos sus actos. Sus opiniones, concepciones y
convicciones son tenidas en consideración y discutidas pudiendo ser vehículos
de conflictos familiares y también sociales.
El profesor es el representante de la familia y de la sociedad en lo que
atañe a la educación de las generaciones de niños y adolescentes. Es el
continuador directo de los padres en lo que hace a la acción educativa de los
hijos, tiene compromisos morales para con la familia en el sentido de educarlos,
convirtiéndolos en colaboradores conscientes y eficientes en el plano de la
vida hogareña; por todo esto el profesor no puede desconocer a la familia del
alumno en sus aspectos afectivos, social y cultural.
Así
mismo tiene mucha importancia su presentación personal que no debe llegar al
refinamiento de la coquetería, pero no puede decaer en un descuido tal que lo
lleve a presentarse impropiamente. Relaciones del docente con la escuela: El
profesor tiene obligaciones morales para con la escuela donde ejerce, sus
compromisos son con la dirección del establecimiento y con la propia escuela.
El trabajo de una escuela fracasará si no
se cuenta con una estrecha colaboración entre la dirección y el cuerpo docente,
de modo que los esfuerzo de uno u otros deben confluir con un mismo objetivo:
la educación del alumno.
Las
conversaciones reservadas, los cambios de ideas con la dirección y los debates
que surgen de las reuniones de profesores, no deben ser objeto de divulgación
pública ni entre el cuerpo de alumnos. No es ético "hacer política"
entre los alumnos, comentando desfavorablemente las cuestiones pendientes del
profesor con la dirección o las decisiones y medidas adoptadas por ésta. Esta
actitud transmite intranquilidad al ambiente escolar.
Las
disidencias entre profesor y la dirección deben ser tratadas directamente sin
inmiscuir a los alumnos en ellas.
Es
deber del profesor no comentar fuera de la escuela sus problemas con la
dirección, ni tampoco sobre las demás cuestiones del establecimiento.
Relaciones del docente con los alumnos:
Otra cuestión de suma importancia para la educación es que del comportamiento
del profesor dependerán las buenas relaciones entre ambos. La comprensión del
alumno es fundamental para que se establezcan lazos de simpatía y de amistad
con el profesor, para que sean alcanzados los objetivos de la educación:
1- El profesor debe cultivar una actitud de
justicia y trato igualitario para con sus alumnos, con relación a la atención y
consideración, independientemente de las condiciones sociales y económicas de
los mismos. Para ser verdaderamente equitativo, debe tratarlos conforme a sus
diferencias individuales, tomando en consideración la inteligencia, la timidez,
el temperamento, la formación, las aspiraciones, etc. Nada desalienta más a los
alumnos que la comprobación de que el profesor tiene preferencias por uno u
otro compañero.
2-
El profesor debe abstenerse de asumir actitudes racistas, sea en
relación con el color o la nacionalidad.
3-
Cuando un profesor quiera amonestar a un alumno, debe hacerlo franca y
lealmente, sin invocar nunca razones de defectos físicos, deficiencias de
inteligencia, raza o nacionalidad.
4-
El profesor no puede revelar en la clase aspectos de la vida particular
de la familia del alumno, así como confidencias que haya escuchado o faltas que
este último le haya confesado. Esto sería una traición a la confianza del
alumno.
5-
El profesor debe procurar ponerse en contacto con todos los alumnos,
evitando formar grupitos, especies de clubes o logias, dispuestos a seguirlo en
todo y por todo.
6-
Muchos profesores, deseosos de saber todo para controlar mejor a los
alumnos, no titubean en aproximarse a ciertos alumnos "maleables"
para convertirlos en delatores de sus compañeros.
7-
Hay profesores que son varaderos especialistas en recurrir a todos los
pretextos para no dictar sus clases. Cualquier incidente baladí pasa a
convertirse, en sus comentarios, en el tema central de sus interminables
charlas, el tiempo de clase se agota sin que hayan abordado las lecciones del
día.
8-
Una conducta que debe ser evitada por el profesor es la de comentar
peyorativamente las pruebas de los alumnos en público. Tampoco es ético
ridiculizar a los alumnos teniendo a la vista sus pruebas con los errores en
ellas señalados.
9-
Es común informarse que tal o cual profesor /a enamoran a sus alumnos.
Constituye un abuso de confianza. La familia no manda a sus hijos a la escuela
para que sean enamorados; los manda para que se eduquen. El profesor que
establece relaciones de tipo amoroso con el alumno, generalmente pierde la
fuerza moral frente a su curso y deja en el ánimo del resto del grupo de
alumnos la poco edificante convicción de que está protegiendo especialmente a
"alguien". Una vez terminada la relación docente-alumno, entonces sí,
los sentimientos pueden tener la manifestación más conveniente.
10- El profesor, sin ser presumido, no debe
mostrarse vulgar, relatando, enfáticamente, el último chiste escuchado durante
la víspera a través de la radio o la televisión, o repitiendo continuamente los
dichos o refranes en boga. El profesor, tiene que ser un ejemplo para sus
alumnos y para el medio social en general, no solo expresándose correctamente,
sino además, evitando los modismos lingüísticos, vulgares en demasía.
11- Acerca de la expresión verbal debe
consignarse, así mismo, que el profesor no debe utilizar palabras o frases de
doble sentido y que den lugar a juicios maliciosos por parte de los alumnos.
12- En su función docente, el profesor debe
abstenerse de asumir posiciones políticas-partidarias, su neutralidad en clase
debe ser absoluta. Es necesario destacar, con todo, que tanto el profesor como
la institución escolar tienen la obligación de preparar políticamente a los
alumnos. Su deber es formarlos en ese aspecto de una manera general y sin
partidistas.
13- El profesor debe procurar el
cumplimiento de lo que prometió a sus alumnos. Para el alumno no hay nada más
decepcionante que las mentiras de sus superiores, que pueden llevarlo,
fácilmente, a generalizaciones peligrosas para su vida.
14- El profesor debe evitar la actitud de
hacer que siempre prevalezca su opinión. Es frecuente encontrar profesores que
justifican sus actos y decisiones con relación a sus alumnos diciendo
categóricamente "esto es así porque yo quiero que sea así", la
obligación del profesor dispone en que todas sus exigencias de justificaciones
y explicaciones lógicas, las que tengan sentido, permitiendo el debate acerca
de las mismas antes de establecerlas de manera definitiva. Las propias notas
adjudicadas a los alumnos deben merecer justificaciones lógicas y objetivas, a
fin de convencer en lo respecto a la justicia de las mismas.
15- El profesor debe esforzarse por hacerse
amigos de sus alumnos. No debe ser temido. Muchos profesores acostumbran
comentar dentro y fuera de la clase acerca de "quien aprueba y quien no
aprueba el año" creando una verdadera situación de terror para los alumnos
que se consideran marcados. Su actitud debe ser estimulo constante, y en todas
las circunstancias, para sus alumnos.
Relaciones del Docente con sus colegas: la
acción educativa se realiza en una escuela a través de un grupo de profesores.
Cuando más unificada sea esta acción, tanto mejores serán los resultados.
Siendo así, hay normas de comportamiento
que los profesores deben observar, con relación a sus colegas, para que, cada
vez más, haya mayor entendimiento entre ellos y así mismo para que sea mejor la
interacción e integración con los alumnos.
1- Existe la tendencia, por parte de cada
profesor a supe valorizar su materia. Hasta aquí no hay nada de malo, en cuanto
en que esta actitud no conduzca a menospreciar las otras asignaturas, lo que
disgustaría a sus colegas. El profesor debe hacer de su asignatura un medio y
no un fin.
2- Es condenable la actitud de ridiculizar
a sus colegas, sea por un motivo o por otro. Nunca debe hacerse referencias que
desaíren a sus colegas sobre todo en el transcurso de la clase.
3- Las decisiones tomadas por los colegas
no deben ser comentas en la clase a no ser para reforzarlas. Pero, de un modo
general le corresponde evitar comentarios al respecto.
4- El profesor debe estar siempre dispuesto
a destacar los méritos de sus colegas, sus iniciativas, su competencia y su
dedicación a la enseñanza, actitud que favorecerá la tarea educativa de
aquellos.
5- Cualquiera sea el tema que aborde en sus
clases, el profesor debe aprovechar todas las oportunidades para referirse a
las disciplinas, en acción globalizadora de conocimientos.
6- Es un deber del profesor evitar la formación
de "corrientes de alumnos" adversas a sus colegas o de incitar
reacciones contra las decisiones de estos. Según la índole de estas disputas,
la mejor solución es una reunión del cuerpo docente, donde los asuntos
controvertidos pueden debatirse de una manera amplia y sincera.
7- El profesor no debe hacer comentarios
desfavorables a los colegas fuera de la escuela.
Relación de Docente consigo mismo: por
último es importante considerar los problemas de conducta que implican las
relaciones del profesor consigo mismo. Es factible pensar que los otros tipos
de relaciones dependen fundamentalmente, de la manera como el profesor se
encara y se trata así mismo.
1- El profesor debe creer en la educación.
Muchos no creen en la escuela como órgano educador y pasan consecuentemente su
actividad como mera forma de ganarse la vida. Cuando esto ocurre lo mejor será
que cambie de profesión.
2- En estrecha relación con el punto
anterior está el profesor que no cree en su asignatura, con un sentimiento
íntimo y secreto de la inferioridad de su disciplina con relación a otras. Así,
sus lecciones son automáticas y carentes de entusiasmo. Existe un peligro para
la formación del educando, pues este, a su vez, deja de creer en el profesor al
no sentir en el la convicción y el calor necesario para educar.
3- Constituye un deber del profesor el
convencimiento de su papel y su importancia en la formación del educando, como
agente que influye en las mentalidades que se están formando.
4- El profesor debe tener en cuidado de
planear sus trabajos. El plan de curso tiene por objeto llevar al profesor a
que seleccione, dentro de los contenidos programáticos, lo que más conviene
enseñar a sus alumnos, de modo que lo fundamental no sea sustituido por los
accesorios secundarios. El plan de clase conduce al docente a reflexionar
acerca de lo que va a desarrollar en el curso, garantiza que no va a entrar en
el aula a improvisar acerca de un tema. Todo planeamiento didáctico es un signo
de respeto hacia el alumno; constituye una prueba de que el profesor está
prestando atención al tiempo que el alumno pasa en la escuela, de modo que
pueda aprovecharlo de la mejor manera más eficiente.
5- La responsabilidad profesional del
docente debe conducirlo a querer perfeccionarse constantemente, desde el punto
de vista técnico, profesional y social.
6- La ultima obligación del profesor es la de desarrollar
espíritu de autocrítica, de criticar continuamente su propia conducta.
PROBLEMAS ÉTICOS EN EL
DESARROLLO DEL TRABAJO
Puede
decirse que en la vida cotidiana, en las relaciones sociales y personales, en
la vida política, en las relaciones laborales, en los negocios y en
prácticamente todas las facetas de la actividad humana se encuentran frecuentes
referencias a hechos o cuestiones que son calificados como buenos, correctos,
malos, incorrectos o que mencionan los deberes, las obligaciones, los derechos
o las virtudes.
Por ende,
los enunciados que contienen estas expresiones son enunciados valorativos que
corresponden al campo de la ética, según lo señalan Buendía y Berrocal (2008),
al enfocar la ética o filosofía moral como la disciplina que justamente se
ocupa de aquello que es moralmente bueno o malo, correcto o incorrecto. De esta
manera, determinan que es la rama de la filosofía que evalúa el comportamiento
humano y, en tal sentido, sistematiza, defiende y recomienda criterios
referidos a comportamientos correctos e incorrectos.
Precisamente,
dentro del campo de la ética los filósofos habitualmente diferencian tres
ramas: la meta ética, la ética normativa y la ética aplicada. De allí que, los
conocimientos, como productos de la ciencia, son valores importantes para la
sociedad por sí mismos. Sin embargo, la ciencia no es importante sólo en el
plano de los descubrimientos científicos. Es muy pobre la concepción de la
ciencia que considera que ésta es importante sólo por eso.
A este
respecto, plantea González (2010), la ciencia es importante porque, entre otras
cosas, cambia (aunque sea mediante imágenes e inspiraciones) la forma en la que
la gente ve y vive en el mundo. Además, es importante también porque su
ejercicio cultiva el espíritu crítico y la independencia intelectual. Por eso,
contribuye directamente a (construye y vive) la libertad, en cuanto
comportamiento ético. De esta manera, tanto el conocimiento mismo, como también
las metodologías creadas y la experiencia derivada del ejercicio de la ciencia
son productos culturales. En consecuencia, por tener tal naturaleza cultural,
la práctica de la ciencia hace crecer los valores que dan cohesión a una
sociedad incluyendo, entre estos, la autonomía y la libertad, por mencionar
sólo algunos.
En este
orden de ideas, en medio de los procesos de avance de la ciencia se encuentra
una práctica dialógica en la que se atienden los argumentos y contra argumentos
en una búsqueda permanente de consensos racionales. De tal manera, que esa
práctica es análoga al ejercicio de la democracia auténtica porque acepta los
desacuerdos, incorpora estos en la construcción de las decisiones y soluciones.
Más aún, los utiliza como base para emitir juicios construidos a partir de la
deliberación y pondera los argumentos que generan otros.
Ello
supone, evidentemente, la capacidad de revisar y modificar los propios juicios,
según González (2010). De allí que, en esa analogía, sólo hay diferencia en
cuanto al objeto de trabajo: la ciencia se enfoca al conocimiento y la
democracia al destino de la sociedad. Pero al hacer la salvedad de que existen
diferencias, algo equivalente puede decirse de las diversas formas de la aplicación
de los conocimientos en sus múltiples formas, incluyendo la tecnología, la
administración y la política.
Cabe
destacar que, las relaciones entre el investigador y el investigado en el
contexto dado son condición para el desarrollo de las investigaciones en las
ciencias humanas, pues lo interactivo es una dimensión esencial del proceso de
producción de conocimientos, es un atributo constitutivo del proceso para el
estudio de los fenómenos humanos.
De hecho,
este principio orientará la re significación de los procesos de comunicación en
el nivel metodológico. Por tanto, el principal escenario son las relaciones
indicadas y las de los sujetos investigados entre sí en las diferentes formas
de trabajo grupal que presupone la investigación. Esto implica comprender la
investigación como proceso que asimila los imprevistos de los sistemas de
comunicación humana y que incluso utiliza estos imprevistos como elementos de
significación. Además, los momentos informales que surgen durante la
comunicación son relevantes para la producción teórica.
En líneas
generales, la consideración de la interacción en la producción de conocimientos
otorga valor especial a los diálogos que en ella se desarrollan, y en los
cuales los sujetos se implican emocionalmente y comprometen su reflexión en un
proceso que produce información de gran significado para la investigación. A
partir de estas premisas, el ejercicio de la investigación científica y el uso
del conocimiento producido por la ciencia demandan conductas éticas en el investigador
y el maestro. De hecho, La conducta no ética no tiene lugar en la práctica
científica de ningún tipo. Debe ser señalada y erradicada.
En
consecuencia, aquél que con intereses particulares desprecia la ética en una
investigación corrompe a la ciencia y sus productos, y se corrompe a sí mismo,
refiere González (2010). A este respecto, puede decirse que un acuerdo general
en que hay que evitar conductas no éticas en la práctica de la ciencia. Sin
embargo, el problema no es simple porque no hay reglas claras e indudables.
Cabalmente, la ética trata con situaciones conflictivas sujetas a juicios
morales.
En este
orden de ideas, el mero hecho de incorporar seres humanos a estudios que no
sean destinados a su beneficio directo, exige una acuciosa ponderación ética,
por cuanto estos sujetos están siendo utilizados como medios para fines ajenos
a ellos, lo cual lesiona según Lira (2008), el ampliamente aceptado imperativo
categórico kantiano en su tercera versión: actúa de tal modo que trates a la
humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre
como fin, jamás sólo como medio.
De manera
que, en la investigación los aspectos éticos que son aplicables a la ciencia en
general son aplicables a la investigación. Por ejemplo, lo que puede decirse de
las relaciones de la ciencia con los valores de verdad y justicia se aplica
correctamente también a esta modalidad de investigación. Así las cosas, la
práctica científica como práctica de la libertad es igual cuando se realiza
cualquier tipo de investigación. Sin embargo, los problemas, los métodos y la
comunicación y divulgación de la investigación en general plantean algunos
conflictos adicionales.
Se plantea
entonces, que los valores específicos de la investigación reconocen la subjetividad
de los sujetos como parte constitutiva de su proceso indagador. Para el Consejo
de Europa (2012), ello implica que las ideologías, las identidades, los juicios
y prejuicios, y todos los elementos de la cultura impregnan los propósitos, el
problema, el objeto de estudio, los métodos e instrumentos. Forman parte
incluso de la selección de los recursos y los mecanismos empleados para hacer
la presentación y divulgación de los resultados e interpretaciones del estudio.
Las implicaciones de esta condición tienen grandes consecuencias.
Puede
evidenciarse que aparte de las dificultades ya presentes en las
investigaciones, en las ciencias humanas, indaga en la condición humana. Eso
significa que construye conocimiento mientras acoge, y al mismo tiempo que evita
caer en reduccionismos, la complejidad, la ambigüedad, la flexibilidad, la
singularidad y la pluralidad, lo contingente, lo histórico, lo contradictorio y
lo afectivo, entre otras condiciones propias de la subjetividad del ser humano
y su carácter social.
Evidentemente,
tales condiciones son características del objeto de estudio a la luz del
enfoque cualitativo o cuantitativo, al mismo tiempo que son también valores
cultivados durante la investigación. Lo son porque en una buena medida la
riqueza de la investigación depende de qué tan bien se hayan captado y descrito
dichas condiciones en la búsqueda de los significados.
PROBLEMAS ÉTICOS DEL
PROPIO INVESTIGADOR
Dada esa
complejidad y sabiendo que más que dar soluciones, la ética plantea problemas
para comprender mejor un asunto, sería incongruente tratar de buscar respuestas
por la vía de una recomendación, a la manera de un esquema o receta, a fin de
dar respuesta o solución a los problemas éticos del investigador. Tal vez sólo
conviene sugerir que, en primer lugar, hay que familiarizarse con las
principales teorías éticas, especialmente las que han servido como raíces para
nuevas concepciones.
A partir de
éstas, entonces se hace necesario realizar una discusión reflexiva basándose en
un número manejable de las principales teorías, a fin de lograr una
aproximación para buscar la aplicación de una ética de los deberes,
posiblemente basada en Kant, y que ésta sea complementada con el análisis desde
el punto de vista de la ética de la comunicación, lo cual implica un análisis
dialogado, para poder determinar cuál es el problema que se plantea al propio
investigador.
Una mejor
perspectiva podría lograrse si se incorpora como mínimo, además, las
consideraciones que puede aportar una ética consecuencialista, pues tal como lo
señala González (2010), de ninguna manera se habría agotado la discusión ética
sólo así. Lo anterior subraya la importancia de que aquellos que tengan a su
cargo realizar un análisis ético de una investigación debieran estar en la mejor
disposición para capacitarse en los aspectos básicos de la ética.
Evidentemente, también es necesaria la capacitación en los temas metodológicos
de la ciencia, que son relevantes para el estudio en cuestión.
Precisamente,
un grupo que se constituye para efectuar un análisis ético debe contar con las
aptitudes necesarias, que van desde el conocimiento científico, a todo lo largo
del rango hasta el conocimiento ético, pasando por los temas legales. Y adoptar
el diálogo como método para construir los argumentos y conclusiones, pues de
esta manera se pueden abordar diferentes perspectivas acerca del planteamiento
o del hecho en sí mismo, que viene a conformar el dilema a resolver o
dilucidar.
Particularmente,
en el caso de la investigación, es necesario incluir ciudadanos con capacidad y
disposición de reflexión y comunicación que comprendan los valores sociales,
las prioridades y vulnerabilidad, y las inquietudes de los sujetos potenciales
del estudio. En otras palabras, la pluralidad es otra condición deseable en los
grupos de trabajo. Así, podrían obtenerse o construirse juicios éticos, a
partir de variados puntos de vista y no sólo desde la posición específica de un
investigador.
Desde esta
perspectiva, el Consejo de Europa (2012), plantea que la investigación debe ser
realizada libremente, únicamente sujeta a las disposiciones específicas para la
protección de los seres humanos. Estas disposiciones también evitan que la
investigación exponga a los participantes o a la población a riesgos excesivos
o indebidos. Respecto al riesgo, hay que considerar que el grado de riesgo que
puede ser aceptable en la investigación de un nuevo tratamiento para, por
ejemplo, un cáncer en estado avanzado, puede resultar inaceptablemente alto en
la investigación de un nuevo tratamiento para una infección leve.
De esta
manera, refiere González (2010), toda investigación que implica a seres humanos
debería ser llevada a cabo de acuerdo con los principios éticos, que son
universalmente reconocidos, en particular se señalan: autonomía, beneficencia y
no-maleficencia, justicia. Se debe acotar que estos principios se recogen en
las recomendaciones sobre ética biomédica de varias fuentes y en documentos
legalmente vinculantes para la protección de los participantes en
investigación, como el Convenio de Derechos Humanos y Biomedicina.
Sobre la
base de las ideas expuestas, se determina que los principios se
interrelacionan, y ello debería tenerse en cuenta en su aplicación. Así, los
principios éticos establecidos en la normativa y recomendaciones relativas a la
investigación pretenden proteger la dignidad, los derechos, la seguridad y el
bienestar de los participantes de la investigación, así como a otros
investigadores o a la propia sociedad.
La
evaluación independiente de la calidad científica de un proyecto de investigación y la revisión de su adecuación ética es
crítica para garantizar el respeto de estos principios, por tanto, los
investigadores deben explicar claramente cómo han planificado el proceso de
obtención del consentimiento, referenciar con honestidad los autores
consultados, entre otras conductas éticas deseables.
En este
orden de ideas, señala Lira (2008), los investigadores sociales toman
continuamente decisiones de carácter ético y los preceptos de neutralidad
científica y objetividad entrañan determinados compromisos morales. De allí
que, el investigador enfrenta decisiones éticas en cada etapa de su estudio, y
las cuestiones éticas de la investigación son a la vez importantes y ambiguas.
Sin
embargo, las asociaciones profesionales poseen códigos formales de conducta que
definen lo que se considera un comportamiento profesional aceptable y uno
inaceptable, por ello, el investigador debe estar consciente de estas pautas
establecidas, para poder cumplir con las mismas, en función de demostrar que su
trabajo está apegado a la ética.
De todas
maneras, en las instituciones hay instancias que revisan las propuestas de
investigación para verificar que se protejan los derechos e intereses de los
participantes, se aseguran de que sean mínimos los riesgos que enfrentan y
establecen que se prepare una forma o documento de consentimiento informado que
explique con claridad los riesgos, todo ello con objeto de prever problemas que
pudieran derivarse de alguna falta o debilidad del carácter ético en el
investigador, quien desde esta perspectiva deberá enfrentarse a las
consecuencias de su estudio.
De hecho,
la necesidad de una conducta ética en la investigación parece obvia, pero no
siempre se le ha concedido la adecuada atención, y no pocas veces se la ha
transgredido, las veces que la investigación ha violado los principios éticos
no lo ha hecho específicamente con propósitos crueles o inmorales, sino que
suele surgir de la convicción de que el conocimiento que se espera conseguir es
importante y beneficioso.
A partir de
estas premisas, se destaca aún persisten problemas de investigación en los que
los derechos de los sujetos involucrados y los requerimientos del rigor
científico entran en contradicción y se genera un conflicto que deviene en un
dilema ético, causado por
problemas de los investigadores, en los cuales ha habido casos de violación sistemática de los principios morales
por parte de éstos, quienes deliberadamente llevaron a cabo experimentos
perjudiciales a los participantes o a la sociedad.
Tomando en
consideración lo señalado, se puede indicar que algunas personas sostienen que
el engaño deliberado nunca debe aceptarse, otros lo admitirían en ciertas
circunstancias. Sin embargo, éticamente, el engaño no se justifica cuando
podría ocultar la posibilidad de que el sujeto se exponga a un riesgo superior
al mínimo. De todas maneras, cuando el engaño se considera indispensable para
el método de estudio, los investigadores deben demostrar ante un comité de
evaluación ética que ningún otro método de investigación sería suficiente, que
podrían resultar avances significativos de la investigación y que nada de lo
que omitió, de divulgarse, ocasionaría que una persona razonable rehusara
participar.
Finalmente,
se añade que al tema del apropiado diseño del protocolo y su realización por
personas idóneas y con medios acreditados que han de asegurar la excelencia
técnica y de método en cualquier investigación, siempre se debe agregar una
evaluación ética que vela, ante todo, por la protección de los sujetos
participantes y muy especialmente por el resguardo de personas limitadas en el
ejercicio de su autonomía, por cuanto la actividad científica ha tomado rumbos
que requieren ser acuciosamente evaluados. Sólo de esta manera, considerando
los principios y valores éticos que la rigen, puede llevarse a cabo el trabajo
investigativo, como producto que deviene en excelencia, al evidenciarse su
pertinencia.
La sociedad venezolana
actualmente se encuentra inmersa en una profunda crisis, no solo económica,
política y social, sino también de ética y valores, lo cual nos lleva a pensar
en una revisión seria y profunda, como docentes investigadores y formadores;
vale la pena preguntarse a sí mismo: ¿Qué transmito a los participantes en el
acto enseñanza aprendizaje?, ¿Cumplo con mostrar una actitud ética? , ¿Soy un o
una profesional que conserva valores y ética al investigar y tomar fuentes
bibliográficas?, ¿Cuándo investigo cometo plagio?. Es necesario realizar una
evaluación al respecto.
En este sentido Prieto (2005)
expone, que ante cualquiera de las situaciones actuales, llamadas por algunas
crisis de valores, política y social, la educación debe ser el centro de donde
se precise la ética y la moral estableciendo así sus verdaderos alcances y
limitaciones. Ciertamente la ética es básica para mantener relaciones de
armonía, entre los diferentes actores que conforman los ámbitos de acción, en
los cuales los docentes se desenvuelven día a día y, más en el área de la
investigación.
Resulta preocupante para algunos
docentes, aún con alto nivel ético, la naturalidad con la cual se ha asumido el
plagio por parte de investigadores, tanto en el área educativa como en otras
prácticas del saber; el cual es realizado tanto por facilitadores como
participantes de los diferentes niveles académicos, de manera cotidiana, común;
pero es allí donde se demuestra el valor ético más que del educador, como persona; la conducta ético-moral que debe
tener internalizada.
Se considera apropiado lo
expresado por López (2011) donde
manifiesta que es imposible separar la construcción del conocimiento desde la
investigación y el compromiso ético, con el conocimiento y con la construcción
del bien humano a través de la educación, vencer las tensiones para ir hacia la
conformación de una ética planetaria o del género humano. Tales habilidades no
deben desligarse ya que la investigación es un proceso riguroso, motivado por la
búsqueda de conocimientos, que sirvan de soporte teórico y generen resultados
que contribuyan a la solución de realidades problemáticas o con debilidades,
bajo una responsable conducta que identifique al investigador como un
profesional ético, consciente de su quehacer, el cual debe orientarse siempre
hacia el bien común y alejarse de la tergiversación y manipulación de datos y
fuentes.
Esta forma de concebir la ética
en la investigación educativa, hace verla como parte importante en la realidad
multidimensional de la vida humana. Por ello no se puede dejar de lado la
necesidad de pensar científicamente la ética (López 2011). Es preciso
visualizar la forma de desarrollar la investigación haciendo uso racional y
metódico del proceso, pero sin descuidar la responsabilidad ético-moral que
ello implica.
EL PLAGIO Y LOS DAÑOS A OTROS
INVESTIGADORES
Según el Diccionario
Enciclopédico Interactivo (2000) el
término Plagio significa: “Se aplica especialmente a la apropiación de frases,
asuntos o pensamientos de otros autores”. Plagiar significa:” Copiar en lo
sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Puede entenderse que el plagio
en la investigación consiste en hacer pasar las ideas y escritos de otra
persona o investigador como de inspiración propia; apropiarse para usarlo como
original, de pasajes, documentos completos o en forma parcial, sin
identificarlo sino como propio.
Para algunos profesionales
copiar las ideas de otra persona es parte de su cotidianidad, situación que
resulta la menos apropiada, en cuanto al tema que se expone en este artículo.
Para Soriano (1999) el plagio de producto del trabajo intelectual, es un
fenómeno que se ha presentado en todas las épocas en las distintas áreas de
conocimiento científico, lo cual ha conducido a que no se le otorgue la
importancia que merece en las instituciones educativas, desde el nivel
preescolar hasta el universitario.
El plagio de obras científicas y
artísticas (o parte de ellas), permite a quien lo comete apropiarse
indebidamente del esfuerzo, prestigio y beneficios económicos de sus verdaderos
autores (Soriano 1999:11). Este tema puede generar polémica en todas aquellas
personas que consideran frágil la barrera entre viveza, astucia, rapidez y los
valores éticos; pareciera que ambas visiones están divorciadas, lo cual vistas
de esa forma, es natural que se cometa el plagio como una “habilidad” y no un
acto anti-ético.
En este estudio se considera el
plagio, un acto impropio e inaceptable, actitud y conducta que afecta no solo
la autonomía y credibilidad del propio investigador, sino también a otros
investigadores que son afectados directa e indirectamente por personas
inescrupulosas que copian sus producciones intelectuales y las publican como
originales. Al respecto Soriano (1999) expone que cuando estos descubren (si
viven y conocen el hecho) que han sido plagiados, sobreviene el coraje y la
frustración, pues la realización del trabajo representa un esfuerzo
intelectual, en el que la creatividad juega un papel importante para enfrentar
los diversos desafíos que surgen durante el proceso de indagación.
Es importante resaltar que la
investigación y todo el proceso que la encierra, debe ser visto bajo otra
visión, en la cual el docente investigador se aleje de las prácticas deshonestas,
en donde se sitúe como un ser racional, capaz de enfrentar diversos retos,
propios del quehacer investigativo, pero resaltar ante todo su potencial
humano, ético, consciente de su participación social y académica, pero además
con un profundo compromiso con la redacción del documento propio de su
intelecto o del colectivo de investigación. Es el momento de reflexionar al
respecto, realizar los correctivos y comenzar a renovar el concepto de
investigación desde la perspectiva de la ética.
CONCLUSIONES
La ética es una característica propia del
ser humano, es una dimensión reflexiva inherente a la formación y al que hacer
profesional, ella le permite a la persona no solo comprender el mundo en el que
le corresponde actuar sino también el que le ofrece criterios orientadores para
entenderse con los otros en acciones cotidianas y comunes. La conciencia ética,
por su parte, es un ejercicio de razonamiento sobre las acciones que se
emprenden libremente, por convencimiento propio, sin ninguna presión externa.
Por lo que, a mayor conciencia ética existe una mayor calidad del ser humano.
Cada individuo desempeña diferentes
funciones de acuerdo a sus responsabilidades. La integridad del individuo
consiste en actuar de la misma manera independientemente del contexto en el que
esté inmerso. Por ello, la conciencia ética del profesor como investigador debe
corresponder a su desempeño como docente y como parte de la unidad fundamental
de la sociedad.
Por ejemplo, el profesor investigador que
guía a alumnos para que eviten el plagio está más comprometido consigo mismo
para no incurrir en esa práctica. De lo contrario, ¿con qué autoridad moral
puede pedirles a los estudiantes que no incurran en esa falta?
Sucede lo mismo con la ética de la
comprensión. Como vimos, la comprensión nace en el mismo individuo y de ahí se
irradia hacia las demás personas y las actividades que se realizan. Quien no se
comprende así mismo difícilmente podrá comprender a los demás. El mismo
principio se aplica en la investigación: quién no comprende las teorías en las
que se apoya para fundamentar sus puntos de vista difícilmente podrá comprender
y contra argumentar las posiciones contrarias a la propia.
Para concluir podemos decir que la ética y
la moral son cuestiones inaplazables en la vida cotidiana y profesional de un
docente de la educación ya que siempre estará presente en nuestras conciencia y
la moral nos lleva a una constante reflexión de nuestro quehacer como docentes
y en todo caso como profesionales en cualquier ámbito en nuestra sociedad y
además, de la importancia de nuestro actuar en la vida como seres auténticos y
comprometidos responsablemente en el fortalecimiento de los valores éticos y
morales en nuestra sociedad . La ética como la moral y los valores buscan
formar seres de bien basándose en verdaderos principios que son aceptados como
pilares fundamentales en el ámbito social, por consiguiente es un compromiso
que le permite al docente un testimonio satisfactorio y alegría por el deber
cumplido por encima de las desigualdad de mezquindades o cualquier otra cosa
que busquen alterar los cimientos que constituyen la sociedad venezolana.
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